Andrey me había confesado su realidad, incluso cosas de su pasado que aún me costaban procesar. Y por más que intentase no colocarme nerviosa lo que me estaba diciendo, sentía que había algo más detrás de todo esto.
- ¿Y vas a un bar a reunirte con esos tipos para cerrar qué tipo de negocio? – replico levantándome del sillón.
- ¿Que no está claro? – dice molesto-. No voy a dejar que nadie más nos joda la vida.
- No suenas como a ti, ¿cómo es que te has hecho eso? – señalo la cortada en su mano y él la aleja de mí.
- Un idiota no cerro su boca, dijo estupideces que no son ciertas.