"Levántate Emma, vienes conmigo".
No discuto. Probablemente era Travis quien vino de visita. Me cuesta, pero finalmente logro ponerme de pie y seguir a la guardia.
"Hoy es tu día de suerte", dice mientras caminamos.
En vez de responder, solo resoplé. Definitivamente no había nada de suerte hoy.
Cuando llegamos a una habitación privada, ella abre la puerta, revelando a Travis. Las lágrimas que estaba conteniendo comienzan a caer por mi mejilla mientras corro hacia él. Bueno, más que nada me tambaleo.
Me toma en sus brazos y me abraza, haciéndome sentir segura. Dejo salir mi dolor y frustración. Toda la ira y el dolor. Lloro en su pecho hasta que no tengo más lágrimas para derramar.
"Está bien, hermanita, estoy aquí para llevarte a casa", susurra reconfortante en mi oído.
Al principio, sus palabras no se registraron, pero cuando lo hicieron, levanté mi cabeza de su pecho y simplemente lo miré.
"¿En serio? ¿Cómo lo hiciste?", le pregunto.
Lo habíamos intentado todo. Yo lo había