Capítulo 5: Una noticia inesperada.

—Esto es perfecto, desde aquí, Afrodita Corp comienza sus operaciones —

Aquel espacio era enorme, de grandes y llamativos ventanales coloridos, que le daban al sitio una chispa de elegancia y distinción que pocos lugares podrían tener.

—Bien muchachos, quiero esté lugar completamente reluciente, que no quede siquiera una brizna de polvo — ordenaba Elianna con una enorme sonrisa grabada en su rostro.

Pronto, un generoso número de personas, habían entrado junto a herramientas de limpieza, pintura y demás, para comenzar a darle vida a aquel lugar. Mirando con satisfacción, la hermosa castaña se sentía orgullosa de sí misma; había utilizado casi cada dólar de sus cuentas bancarias para aquel proyecto. El sitio era perfecto; justo en el corazón de New York, en donde competiría directamente no solo con las marcas más prestigiosas, si no tambien, con Jhonson Corporation, la empresa fundada por su abuelo, y que ahora se hallaba totalmente en las manos de Elara, su hermana mayor.

Sus cuentas tenían poco más de 60 millones de dólares, entre la herencia individual que su abuelo le dejó a cada una, antes de la lectura de su testamento secreto, y la venta de las acciones que Elara vilmente le compro sin su permiso, para cederlas a Cedric Auritz. Había sido dinero suficiente para invertir en aquel proyecto de moda que había llevado tiempo postergando. Dentro de un par de meses, todo estaría listo para ser lanzado al mercado como una nueva y prestigiosa marca que iría de la mano con otras mucho más reconocidas; era bueno mantener contacto con viejas amistades y, sobre todo, con geniales diseñadores que estuvieron muy dispuestos a unirse a Afrodita Corp, la empresa que estaba ya en el proceso de registro a su nombre.

Desde hacía una semana no había tenido contacto alguno con su madre y hermana, mucho menos con su traidor ex novio, sin embargo, los primeros tres días, su madre no había dejado de llamarla, y su contestadora estaba plagada de mensajes amenazantes en donde le reprochaba su “terrible” conducta en la merienda que la madre de Cedric organizó para hablar de la planeación de la boda.

Su hermana le había quitado a su novio, tomado las acciones que su abuelo le dejó, forzado a la junta a despedirla de la empresa familiar, ¿Y ella era la que había actuado terrible? Por supuesto, por ello era que no había respondido a ninguna llamada o mensaje, e incluso se había mudado a un nuevo departamento en el centro de la ciudad para no tener que lidiar con ninguna; Elara se había salido con la suya, tal y como siempre ocurría desde que eran tan solo unas niñas, pero esta vez, ella no estaba dispuesta a dejarse pisotear ni por ella, ni por nadie. Mirando sus diseños, sonrió orgullosa para sí misma; estaba segura de que su empresa florecería y subiría como la espuma, ella era inteligente y muy capaz; crearía su propio imperio sin depender de los Jhonson ni nadie más. Pronto, aquel enrome y lujoso local, capturaría la atención de las clientas más cotizadas, y le haría saber a Elara de lo que era capaz. 

—Oh si New York, prepárate porque Elianna llegó para quedarse — musitó para sí misma con emoción.

En la mansión Auritz, Cedric revisaba fotografías en su vieja laptop; todas eran de hacia seis años, antes de marcharse a estudiar y hacerle esa promesa tonta a Elianna. Aquellas fotografías la mostraban tan diferente a la Elianna que se presentó desafiante al almuerzo de su madre; era casi como si repentinamente se hubiese convertido en otra persona. Aquella chica que miraba con curiosidad, era fea; bastante simplona y mal vestida, sin embargo, siempre había sido de tal manera desde que la había conocido, y cuando deseo vestir de manera distinta, él no se lo había permitido; no necesitaba competencia, y siendo el patito feo, nadie voltearía a mirarla nunca.

En aquel entonces se había decidido por Elianna debido a su cercanía con el fallecido Eliecer Jhonson, su respetable y exitoso abuelo. Creía firmemente que Elianna sería la única heredera del gran imperio familiar, sin embargo, luego de un tiempo se enteró que no sería de tal manera, y que Elara en su lugar, tomaría las riendas de la compañía. Elianna era una mujer dulce, sensible, con falta de carácter; la mujer perfecta para moldear a su gusto, aquella que no le reprocharía por llegar tarde o descubrir alguna amante, por ello, había querido que ella fuese su esposa, y se había enamorado de aquellas cualidades que la volvían única en su tipo, sin embargo, con la próxima lectura del testamento de su padre, estaba seguro que llevaba todas las perder contra Caleb, quien siempre había sido el favorito de su progenitor.

Sirviéndose un trago, se sintió frustrado. Quizás la situación no era tan terrible como la estaba imaginando, y el recibiría la herencia mayoritaria en lugar de Caleb, pero si ello no resultaba como lo esperaba, para eso tenía su plan de respaldo: Elara Jhonson, la heredera. No iba a perder s estilo de vida holgado y lujoso, y aun cuando Elara no era dócil como había sido Elianna, ella estaba tan enamorada de él, que haría justo lo que él quisiera.

Sin embargo, ver a Elianna tan bella, fiera y radiante, le había hecho dar un vuelco a sus deseos, removiendo aquella sensación codiciosa dentro de el: Quería que esa mujer fuera suya, como Elara ya lo era.

—Veo que estas demasiado nostálgico el día de hoy —

La voz de Caleb lo había sorprendido por completo.

—Demonios Caleb, por cortesía se avisa antes de entrar a una habitación — respondió Cedric apresurándose a cerrar aquella laptop.

Caleb había alcanzado a ver aquellas fotografías de Elianna Jhonson, de aquellos años en que aún era la ilusionada novia de su estúpido hermano. Aquello no le agradaba, ¿Qué hacia Cedric mirando aquellos recuerdos cuando ya era el prometido de Elara Jhonson? Su hermano era un charlatán, excesivamente mimado y mal perdedor…seguramente aquel cambio de Elianna, lo había sorprendido demasiado. Como a todos.

—No es correcto que estes viendo fotografías de tu ex novia teniendo ya una prometida —

Cedric frunció el ceño. Su hermano era demasiado entrometido.

—¿Y eso a ti que más te da? Elianna jamás va a dejar de amarme, no importa si me caso con su hermana, ella jamás dejara de amarme, por ello es que lo correcto, es no dejarla sola…todo hombre casado y de buena familia, tiene a su esposa para las ocasiones formales…y tambien a su amante para las ocasiones divertidas, así como nuestro padre. Elianna será una buena amante, solo hay que ver lo hermosa que se ha puesto, sé que ella aceptará serlo, después de todo, jamás podrá dejar de pensar en mi — dijo con arrogancia Cedric.

Furioso, Caleb tomó a su gemelo por el cuello de su camisa.

—Mamá sufrió mucho por las traiciones constantes de nuestro padre, le romperá el corazón que tú le hagas lo mismo a tu esposa, además, Elianna no es ese tipo de mujer, no merece que la trates como a una ramera después de lo que le hiciste — afirmó Caleb.

Cedric soltó una carcajada.

—Elianna será el tipo de mujer que yo quiera que sea, además, mi madre no tiene por qué saber lo que hago a espaldas, no seas ingenuo Caleb, Elianna jamás podrá verte como me ve a mí, ¿Acaso crees que no me di cuenta de cómo la miraste ese día? Ella vendrá a rogarme a mí, tu solo eres un desconocido para ella que tiene el honor de tener mí misma cara —

Soltándolo, Caleb se acomodó su elegante y costoso traje.

—Eso está por verse, Cedric —

Y saliendo de aquel saloncito, Caleb dibujó una sonrisa en su rostro.

En su departamento, Elianna se refrescaba en la ducha después de un largo y agotador día. Su teléfono nuevamente estaba vibrando; su madre no parecía entender una indirecta. Saliendo de la ducha, tomó su celular para devolver la llamada, era mejor dejar las cosas claras de una vez por todas.

—¡Elianna por dios! ¡Te he estado llamando los últimos días! ¿En dónde diablos te metiste? Fui a tu departamento solo para encontrarme con la desagradable sorpresa de que lo habías vendido sin avisarme nada, tuve que rebajarme a charlar con el encargado del edificio —

—Madre, soy una mujer adulta e independiente, no tengo obligación alguna de avisarte sobre mis planes, además, no quiero volver a verte ni a Elara ni a ti…

—¡Eso no importa! ¡Lo que tu quiera no importa! ¡Nunca podrás dejar de ser parte de la familia Jhonson! Y si no quieres verme, de acuerdo, no nos veamos por ahora, pero hay algo importante que debes de saber — dijo la señora Jhonson interrumpiendo groseramente.

Eliana giró los ojos en molestia.

—¿Y qué es eso tan importante que tengo que saber? No me importa la fecha de la boda de mi hermana, ni tampoco me interesa involucrarme con nada que tenga que ver con ustedes dos — afirmó molesta.

—Bien, Elianna, desde este momento date por enterada de que te he ofrecido en compromiso matrimonial con Caleb Auritz, quien amablemente ha pedido tu mano en matrimonio...y ni siquiera pienses en negarte; sabes muy bien que solo yo sé en dónde y bajó que resguardo se encuentra el testamento secreto de tu abuelo, y si te niegas a casarte con Caleb Auritz, te juro por la memoria de mi padre que romperé mi promesa y lo sacare antes de la fecha estipulada, y frente a tus ojos, lo haré completamente añicos, ¿Te queda claro? Haré que la última voluntad de tu querido abuelo, ¡No sea cumplida! —

Elianna se quedó helada ante aquellas palabras. ¿Tenía que casarse con el gemelo de Cedric? Si no lo hacía, su madre destruiría la última voluntad de su amado abuelo, y sabía bien que Elena Jhonson, su madre, lo haría sin dudarlo.

En el rascacielos Auritz, Caleb fumaba un cigarrillo mientras miraba el cielo. Pronto, aquella mujer, seria suya para siempre.

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