Con la pista de Charlie, Vera estudió el cielo y observó las motas radiantes, pero no pudo encontrar ningún patrón porque había demasiadas parpadeando al mismo tiempo.
Finalmente, admitió: “No creo que haya un patrón, Señor Wade, y mucho menos manos…”.
Sin saber qué se buscaba, siempre era inevitablemente difícil verlo.
Fue entonces cuando Charlie exclamó de repente: “¡Mira, está cambiando de nuevo!”.
Vera levantó la vista rápidamente, manteniendo los ojos bien abiertos y sin parpadear ni una sola vez, pero aun así no pudo encontrar ningún patrón, aunque siguiera observando la mota radiante.
Por otro lado, los patrones de las manos eran claros desde la perspectiva de Charlie… para él, las motas radiantes eran como drones utilizados para formar patrones en el aire según un programa preestablecido.
Este era el octavo gesto con la mano que había visto hasta entonces, y pronto comprendió lo que significaba: un conjunto de sellos de manos.
Resultó que existían sellos de manos en toda