Tras una breve pausa, Ira agregó: “Ah, y creo que debo informarles que Su Señoría ha entregado nuestras armas desde Suecia y se espera que lleguen esta noche”.
Charlie asintió. “Bien. No se preocupen por mí… vayan a su propio ritmo”.
Después de todo, el tráfico de armas siempre requería permisos y canales especiales en cualquier país, algo que Charlie sabía que ni él ni Helena podían solucionar.
Y como Diez Mil Ejércitos tenían sus propios métodos, no tenía por qué entrometerse..
Ira asintió. “¡Sí, señor! Si no hay nada más, mis hombres y yo partiremos para el reconocimiento y planificaremos nuestras posiciones de centinela, además del resto”.
“De acuerdo. Buen trabajo”.
Y con eso, Ira saludó a Charlie antes de despedirse de él y de Hugo.
Una vez que solo quedaron ellos, Hugo preguntó con entusiasmo: “Señor Wade, ¿se ha entregado el módulo de Inteligencia Artificial?”.
“Sí. Tenemos todos los privilegios de administrador, pero aún necesitamos tiempo para familiarizarnos con sus