¡La noticia de la muerte de Zephan y de mil soldados de Diez Mil Ejércitos fue como un rayo para el comandante en jefe del lado ofensivo!

No era que le importara la muerte de Zephan o los soldados de Diez Mil Ejércitos, sino que era porque pensaba que si la gente de Diez Mil Ejércitos ni siquiera pudo derribar las fortalezas permanentes de Hamed, le sería aún más imposible para el grupo de patéticos subordinados bajo su mando.

Además, él había traído aquí a un grupo de cinco mil soldados, y casi dos mil hombres habían muerto después de dos rondas de ataque. ¡Mil quinientos hombres de Diez Mil Ejércitos habían muerto, y él ya había perdido al menos la mitad de su poder de combate real!

Lo que era aún más grave era que después de dos rondas de ataque, sus soldados ya se habían dado cuenta claramente de que sería imposible para ellos derribar la posición de Hamed con su propia carne y sangre. Ellos habían presenciado personalmente la muerte de muchos de sus compañeros después de esas