Azriel buscó las llaves de su departamento dentro de su mochila, por suerte a él no le faltaba nada, todo había estado ahí, hasta el dinero. —Adelante— Y vaya, nunca pensó tener al diablo en su departamento, pero mucho menos en su vida, principalmente. —Lo siento por el desorden—
Kaden barrió el lugar con su mirada, y ¿de qué desorden estaba hablando este pequeño tonto? Todo estaba impecable y es su lugar, aunque si h**o algo que le molesto, el jodido lugar era tan diminuto. Este departamento era prácticamente el tamaño de su cuarto de baño. —Acabas de ganarte la lotería chico— Le hizo saber.
Y Azriel no creía que eso fuera cierto, deteniéndose en su camino hacia su habitación para preguntar:—¿Realmente tendré que dejar mi departamento?— A él le gustaba este lugar, era cómodo y a decir verdad, le tenía mucho cariño, había sido su pequeño hogar desde que se mudo de la casa de su padre.
—Es lo mejor, además serás como mi