Capítulo 9: Luna Llena

Estamos a punto de cerrar el local cuando por la ventana de vidrio observo como un auto se estaciona cerca de la acera de la calle, pienso primero que quizás uno de los chicos que viene a escuchar los poemas oscuros de sus compañeros ha llegado tarde pero mi opinión cambia al ver salir a Caden de esa lujosa y nueva camioneta de la cual mis compañeros de trabajo y Justin no dejan de ver.

— ¿Qué hace Caden aquí?—pregunta mirándome con recelo.

—Me invito a salir—no estaba para inventar alguna excusa o mentira.

— ¿A medianoche?—asentí. — ¿Qué piensan hacer?—elevé una de mis cejas.

—No te comportes como si fueras mi papá—le reprendí. —Es una simple salida y ya.

—Sí como no. —Rodó los ojos.

Reí al ver su actitud protectora para mientras que me marchaba, buscaba y tomaba mis cosas para terminar despidiéndome de él.

— ¿A dónde piensas llevarme?—le pregunte animada cuando salí de mi trabajo.

La verdad es que tengo curiosidad, porque en vez de traer su moto, trae un auto del cual desconozco su modelo ya que parece ser reciente; y aunque tenga ganas de preguntarle acerca de lo que estoy mirando, es preferible mantenerme callada ya que por supuesto, debe de haberle costado otra fortuna así como su motocicleta o también ver la camioneta de Adrién. Es una locura como ellos que se ven o que son jóvenes parecen tener dinero y desde luego, no se observa que trabajen.

La verdad es que ambos son extraños y sin duda alguna, deben de guardar muchos secretos de los cuales no comparten con casi nadie.

— ¿Has escuchado de Oaks Park?—abrió la puerta del auto para que entrara.

— ¿El parque de diversiones?—asintió antes de cerrar la puerta en el momento en que entre.

Observé como rodeo el auto para ser el siguiente en subirse, abrocharse el cinturón de seguridad y encender el auto en el momento en que le daba medio giro a la llave.

—El parque está cerrado los días de semana, menos los días sábado y domingo—el rió.

— ¿Me crees tonto para no saber eso?—note una pizca de burla y risa en su comentario.

Ni siquiera puedo imaginarme la situación de peligro y problemas legales en la que nos vamos a encontrar, soy muy joven para ir a la cárcel por invadir un parque de diversiones por la noche con un hombre con el que apenas comienzo a relacionarme y que parece divertirle este tipo de juegos pubertos de los cuales no estoy acostumbrada.

Agradecía que la idea de no arreglarme de manera muy femenina para esta salida haya sido buena; porque aunque por un momento pensé que Caden me llevaría a comer a un restaurante o saldríamos a un lugar bonito, al final mi segundo plan termino por ser realidad. Así que no tengo problemas ahora por usar la vestimenta que me llegue a poner, ya que por una parte, no quiero que nada me incomode en esta noche y más la locura que voy a cometer con Caden.

—Cálmate Gemma, no vamos a robar solo a divertirnos. —Creo que ha empezado a notar mi tensión.

—Ese parque debe de estar rodeado de guardias; ¿cómo piensas que entraremos?—seguí mirando las calles mientras el clima cada vez bajaba su temperatura.

—Déjamelo todo a mí—sonrió.

En verdad, a él le dejaré todo porque no pienso poner mis preciosas manitas calientes en el fuego por Caden. No lo decía de mala manera pero el problema es que no hay confianza entre ambos, eso hace que las cosas no funcionen entre nosotros y más porque Caden es quien cambia de opinión y humores cuando menos yo lo espero, así que eso me hace preguntarme en cuándo poder confiar en él sin tener que sospechar de que puede hacer alguna cosa contraproducente conmigo.

En todo el camino no dijimos o no nos llegamos a preguntar nada, quizás el silencio que siempre guardábamos es nuestro mejor amigo y la verdad es que el ambiente en que nos encontramos es cómodo y seguro. Caden es ese prototipo de persona misteriosa pero a la vez que deslumbra un aura enérgica, no soy una bruja que sabe adivinarlo, sino por el simple hecho que sus acciones lo hacen volverse interesante; sé que existe un límite, ese límite que no cualquiera no puede entrar en la vida de Caden; y es que el simple hecho de conocerlo cada día, es lo que hace que me motive a tomar este tipo de decisiones.

Respiro con profundidad hasta que mis pulmones llegan a llenarse por completo de aire, es extraño pensar que es doloroso sentir como al tomar tanto aire, a veces es como llegar a quedarte sin respiración pero de manera contraria. Otro motivo por el cual soltamos ese aire tan deprisa por la boca, por la nariz o por ambos lugares. Apenas suelto el aire y una capa de humo se queda empañada en la ventana haciendo que forme una figura hasta que esta es borrada al volver a su estado.

Me a recuesto un poco en el asiento del auto mientras escucho un par de canciones de la música de los 80's y 90's que hacen que me recuerde de los momentos en que mis padres lo escuchaban cuando yo me ponía a dibujar o a colorear en la sala; sin ser consciente llegue a tararear algunas canciones hasta que el cansancio me fue ganando y fui cerrando los ojos.

***

—Es bellísima.

***

—Tenemos que irnos.

***

— ¡Hewlett!

***

— ¡No mires hacía atrás!

***

—Es un secreto.

***

Abrí los ojos de inmediato hasta que observe el rostro desconcertado de Caden; tuve que tocarme la cabeza y pasar mi mano sobre mi cabello en el momento en que mi cuerpo empezó a temblar, de nuevo esa pesadilla pero con otras escenas, que día voy a poder descansar en paz sin tener que sentir que soy parte de esos sueños que parecen ser reales.

No había notado el momento en que el auto ya se encontraba estacionado, nos encontrábamos a unos metros del lugar por la simple idea de que no podíamos ser descubiertos si dejábamos cerca el auto y nos tocara huir sin tener que ser fotografiada o anotada la placa del vehículo por uno de los guardias; hubiera querido responder pronto a la misma acción que Caden hizo en el momento que salió del auto para caminar hasta el parque de diversiones pero aún seguía muy asustada para poder tomar el control de mi cuerpo.

Tome el valor suficiente para abrir la puerta del auto y así salir, para que así Caden le llegara a poner llave a todas las puertas; apenas mis pies tocaron el pavimento de la calle cuando mi cuerpo se encogió dentro de mi abrigo por el frío, unas nubes apenas llegaron a cubrir la luna llena que comenzaba a bajar al pasar el tiempo de la madrugada.

Ver la luna en ese estado hizo que me sintiera mucho mejor, algo de su luz me atrajo tanto que hizo que olvidara el terrible sueño para concentrarme en otros pensamientos que llegaron a ser vagos, fue casi una tontería pensar que es como si la luna trataba de llamarme o trataba de hacer que mi cuerpo reaccionara de otra manera pero al final, quite la mirada para ver como Caden se posicionaba a mi lado hasta darme una de esas sus miradas detectoras de emociones.

— ¿Te encuentras bien?—Asentí.

—Un mal sueño. —Le sonreí.

—Sígueme. —Asentí.

A pesar que apenas mis piernas respondían a mis órdenes de poder llegar a moverme, camine detrás de él a paso lento, ya que además de ir pensando de nuevo en las escenas de mis sueños, los gritos y las personas, también hubo algo que hizo que mi piel se erizara, no entendía nada y lo único que yo quiero es poder olvidar el terrible suceso en donde parecía haber llamas y gritos, la verdad es que cada vez siento esos sueños tan reales que temo que se conviertan ya en mis propias pesadillas, no es que los llegue a soñar cada día pero ahora con el paso de los años se han vuelto cada vez más repetitivos y abrumadores que haría lo posible para arrancarlos de mi mente y hacer como si tuviera amnesia para no recordar nada de eso.

Mientras miraba cada uno de los pequeños edificios, adentre mis manos en los bolsillos de mis jeans, en donde en uno de ellos encontré una barra de goma de mascar, la cual posiblemente Justin me llego a regalar y poner en mi jeans sin que me diera cuenta. Apenas el camino es silencioso porque aún hay personas que se encuentran a nuestro alrededor caminando, quizás muchas de ellas yendo a sus casas y posiblemente otras, se marchaban a alguna fiesta o solo la mínima idea de que estén caminando.

Caden y yo seguimos dando unas vueltas más por la ciudad hasta que encontramos el camino correcto para llegar al parque de diversiones y como se lo he hecho saber a Caden desde un principio, el lugar se encuentra cerrado, a oscuras y a solas. La idea de que ambos lleguemos a trepar o cortar las rejas de la división del parque con la acera en donde caminan los peatones, esos pensamientos me hace sentir una chica mala, porque de las veces que me he comportado como una rebelde, tampoco me he llegado a sobrepasar de las leyes del país.

Me quedé a unos metros de Caden al ver como él empezaba a ver el enrejado, trague hondo y antes de poder ingeniarme algún plan que no implique arriesgar mi vida de manera legal, ya me había entrado el nerviosismo, me puse la mano en el corazón y di varias vueltas en círculos como si eso remediara el asunto de no entrar ilegalmente a un parque de diversiones que solo abren fines de semanas.

— ¿Qué esperas para entrar?

Di un grito y me puse la mano en el pecho cuando escuche la risa burlona de Caden, puedo ver como él se encuentra detrás de mí pero ya en el territorio del parque de diversiones, ni siquiera había llegado a escuchar la manera en como había llegado a entrar al lugar; podía ver como su sonrisa se agrandaba al ver que la estoy pasando mal y más porque llego a asustarme, sabía por un lado que este hombre no tenía ni un remedio, que él parecía siempre disfrutar de mis malos momentos, reírse de mis preocupaciones y enorgullecerse de meterme en problemas.

— ¿Intentas matarme de un susto?—hubiera podido darle un golpe si no hubiera sido porque las rejas nos separan.

—Me divierto asustándote y ver tu cara de sorpresa como la pintura del Grito. —Se burló de nuevo de mí. —Vamos, debes de darte prisa, o se nos hará tarde. —Ya comienza a ser mandón. —Entra por el pequeño agujero—me señalo con sus ojos.

Camine un poco más de la cuenta y pronto vi como había hecho un pequeño agujero entre la división de las rejas, me mordí el labio y pronto no me quedo de otra que agacharme y empezar a arrastrarme como una serpiente dentro del agujero, me llegue a ensuciar de tierra húmeda pero el problema no es muy grave teniendo en cuenta que esto podía haber sucedido pero quizás de otra manera menos escandalosa.

Me levante y mientras me sacudía las rodillas y los brazos porque me habían quedado pequeñas pelotas de tierra, Caden se acercó y pronto hizo que de nuevo lo siguiera.

—Muévete en el mismo lugar donde yo llego a poner mis pies—bufé.

— ¿A qué se debe eso?—crucé los brazos.

—Por las cámaras—pronunció tranquilo.

— ¿Qué sabes dónde se encuentran?—escuché su risa.

—Claro, si no fuera así. Ya nos hubieran atrapado—hice una mueca.

— ¿Hay muchos guardias?—susurre al ver que entrabamos cada vez más al parque.

—Unos tres o dos, dependiendo del turno nocturno de su semana—asentí callada.

Ya no dije más al ver que ya a unos metros de nosotros podía visualizar los juegos mecánicos, todos se encontraban apagados como también solo los faroles del parque los llegaban a iluminar, hasta el día de ahora, no he llegado a ver el parque, quizás porque ir sola no es una buena opción y también porque trabajo fines de semana y más por la noche, así que en las tardes no me favorece ir porque es mi tiempo descanso. Realmente la idea de ir a un parque de diversiones me anima mucho pero cuando es de día o si es de noche pero que hayan personas porque en este mismo momento con cada penumbra que me encuentro en el lugar, hace que le den unos buenos escalofríos en el cuerpo.

— ¿Por qué hemos venido aquí?—deje de ir detrás de él para ponerme a su lado.

—No sé, me parece interesante visitar lugares como estos en la noche—enarque la ceja.

—Mejor porque no dices que te encanta meterte en problemas—dejo ir una pequeña risa.

—Bueno, es otra parte de la cual no te negare que me parece divertida. —comento.

Empezamos a darle un recorrido al lugar del cual apenas llegue a comprender los juegos que habían en ese lugar más los locales de comida de los cuales llegan a ser grandes, apenas puedo entender algunos nombres de algunas cosas como también de los rótulos que se encuentran; no es que no le parezca divertido sino es el simple hecho de que cada vez que camino al lado de Caden existe una conexión del cual me hace sentir segura de donde yo llego a poner mis pies, puedo enfocarme de los grandes árboles de nuestro alrededor como también de un lago que se encuentra a nuestro lado derecho, antes de poder quedarnos a ver y a escuchar el sonido que los grillos, el agua recorrer y el viento azotar la copa de los árboles, de nuevo volvimos a caminar.

Caminamos a través de los árboles y pisando el césped que se encontraba mojado para ver como encima de nosotros se encontraba una hermosa luna llena, la luna brillaba tanto que su luz blanca parecía iluminar nuestro propio recorrido, es como si nos estuviera acompañando y no nos dejara solos en ningún momento. Ese extraño efecto que aquella luna tiene sobre nosotros se siente como si estuviéramos siendo protegidos por un dios o por un ser fuerte que parece contemplar a sus hijos; aunque no quiera llegar a ese extremo de sentir como la luz cae en mí y fuese señal de un abrazo, es difícil no pensar en lo bien que me siento.

—Hay luna llena—murmure a lo que Caden escuchó.

Pronto él focalizo sus ojos en la luna, se mantuvo tan relajado que solo dejo ir un suspiro para bajar la mirada y poner sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta negra.

Parecía no tomarle tanta importancia hasta que un par de minutos cerró los ojos y empezó a girar su cuello a los lados haciendo que se escuchara el crujido al darse ese estirón; lo sentí un poco tenso cuando volvió a abrir sus enormes esferas celestes hasta que paso una de sus manos en su cabello hasta pasar de su rostro hasta su cuello, no podía creer como un pequeño comentario había parecido cambiarlo, pero cuando llego a relajarse de nuevo; tomamos otro camino en donde parecía ser el mismo sendero de donde nos llevaba a otros juegos mecánicos.

Sin lugar a dudas, llegamos a un juego mecánico, el de la rueda, por supuesto no me quedo tiempo en detener a Caden cuando observe como él sobrepaso la barandilla con un salto para luego empezar a sentarse en el asiento, parecía un niño pequeño cuando puso sus brazos en el barandal de la casilla y con unos movimientos con su cuerpo de adelante hacia atrás, la pequeña caja en donde se encuentra sentado, empezó a moverse.

Deje ir una risa y mis pies tomaron su propia dirección cuando fui la siguiente en saltar el límite de la entrada del juego mecánico para luego sentarme al lado de Caden, quien pronto, con una extraña fuerza, empezó a mover el juego mecánico hacia atrás haciendo que tomara unos tubos y ese fuera su fuerza para mover la rueda; cuando quedamos exactamente en medio y en la punta alta de la rueda, obtuvimos un paisaje del parque de diversiones como también de la luna que seguía descubierta sin ser opacada con una nube, Caden y yo nos mantuvimos en silencio, observando aquella enorme esfera blanca que irradia su luz en aquella oscura noche, el momento no se me volvió eterno, es más, estoy disfrutando del momento que fue inevitable no mirar de reojo a Caden y ver como él se mantiene relajado, eso sin decir, que cuando pasaba una brisa de aire, él cerraba los ojos, inhalaba el aire y pronto lo exhalaba con un suspiro hasta que las puntas de su cabello oscuro dejaba de moverse.

—Es hermosa—escuché que dijo.

Me imaginaba que hablaba de la luna porque no había otra cosa femenina de la cual admirar.

—Lo es. —Respondí. — ¿Por qué te gusta este tipo de lugares?—le pregunté.

—Me gusta la soledad, a veces ver demasiadas personas parece un martirio—se me escapo una risa.

—Comprendo—puse mis brazos en el barandal de la casilla.

—Realmente, no es que me guste estar en este tipo de lugares. —Lo mire extraña.

—Entonces, ¿qué hacemos aquí?—encogió los hombros mientras hizo un gesto con su boca.

—Yo sé que pensabas que te llevaría a un lugar bonito, con muchas personas y con una buenísima cena de la cual ni considere la idea si tenías hambre o no—le hice un gesto de indiferencia, ya que apetito es lo que menos tengo—. Pero, créeme Gemma que al decirte que yo no pertenezco aquí y no puedo adaptarme a la vida de las demás personas normales es lo que hace que me mantenga alejado de su mundo. —Empezaba a no comprenderlo. —Sinceramente, no puedo acoplarme a esta sociedad. —Abrí la boca pero de inmediato la cerré.

¿Qué me estaba tratando de decir? Porque en realidad, no comprendí cada una de sus palabras; es como si me estuviera diciendo que él no es de ese porcentaje sumamente alto de personas que pertenecen a una sociedad, es como si me estuviera diciendo que él es de otra nación, otra religión, otra raza, otro género y que por eso no llega a acoplarse con los demás por ser diferente... Pero es que yo lo veo tan normal que su único defecto es ser misterioso pero es algo que a veces suelen tener las personas y más cuando apenas convives con ellas un pequeño rato de tu tiempo.

—Entonces, ¿cuáles son tus preferencias?—me ubique en centrar mis pensamientos primero.

—Los bosques. —Eleve una ceja. —Amo los bosques, la naturaleza me hace sentir vivo y libre, siento que puedo ser yo mismo. Correr a través de los árboles, respirar el aire puro, saltar o escalar alguna montaña o vereda, oler  la fragancia de cada planta y poder obtener a gusto lo que quiero en mi propio territorio. —Sus ojos brillaban al hablar de ese tema.

Sus respuestas me dejaban más confundida de lo normal, la idea de que se haya mudado a Portland siendo la ciudad más poblada de Oregón como también la más moderna y con un extraño medio ambiente que llega a tener cerca los ríos Columbia y Willamette; es incognito que él me diga que pertenece más al ambiente ecológico y libre de toda señal ruidosa que ocasiona una ciudad cuando él parece tomar decisiones contrarias al vivir en Portland.

—Entonces, ¿qué haces en Portland?—le pregunte interesada.

—Lo común. Trabajo. —Hice un sonido con mi boca.

—No te ofendas pero, hasta el día de hoy no observo que salgas de tu apartamento a menos que sea por dejar entrar a tu querida Zöe, recoger la correspondencia e ir al gimnasio con Adrién. —Le comenté sus movimientos diarios.

—Mi trabajo no es común como el dé cualquiera, Gemma. —Mencionó. —Suelo tener trabajos dentro de casa. —Rodé los ojos.

—Eso implica lo poco condescendiente que eres con todo el mundo—rió.

—No me conoces bien Gemma, puedo ser el tipo de hombre intolerable, arrogante y gilipollas que haz conocido hasta el día de hoy—asentí sin dudarlo. —Pero soy diferente, simplemente odio que cualquiera busque cosas de mí que no debería encontrar. —Jugué con mis dedos porque es lo que yo últimamente buscó de él. Una verdad relativa u absoluta que me abra los ojos.

—A eso viene la respuesta del porque me odias mucho ¿no?—note su sonrisa traviesa.

—No te odio, me ocasionas risa porque intentas comprender y adaptarte a mi actitud pero cuando yo te salgo grosero pareces tomar tu armadura y querer derribar mi propia torre, de la cual nunca lo harás porque las mujeres nunca pueden conmigo sino que yo con ellas. —Lo dijo con orgullo cínico.

—Machista—musite.

Sí, tiene razón de nuevo. Es ese tipo de idiota que a veces te dan ganas de darle con un b**e en la cabeza para que se le quite su orgullo pero pronto olvidas ese lado cuando se comporta simpático y te ofrece lo que no imaginabas que haría. Lo digo, por el hecho de que hace unas semanas me encontraba en deb**e y en un delirio por querer saber su vida teniendo en cuenta que me tocaría investigar porque él no me diría nada pero ahora, él se encuentra aquí, a mi lado y dándome una reseña de sus pocos intereses y cualidades cuando yo me encuentro más confundida que nunca.

—Y ¿tú? ¿Siempre has vivido en Portland?—hablar de mi vida es lo que menos pensaba tocar ahora.

—No, soy de Maryland pero quise darle a mi vida otro tipo de aire—comente sin mucha emoción.

— ¿Problemas?—suspiré.

—De adaptación—murmure.

— ¿De adaptación?—asentí.

—Es que, a veces me siento inconforme en donde quiera que este, es como si sintiera que no pertenezco a ningún lugar—hacia círculos en la barandilla para mantenerme un poco alejada de mi realidad.

—Te escuchas como si ya haz probado de todo y nada te ha complacido—encogí los hombros ante su respuesta.

—Aunque no lo creas sí—me miro con admiración—, escuelas, casas, ciudades, trabajos, universidades... Es frustrante pero no puedo cambiar lo que soy por eso trato de controlarlo—sentí como se acostó en la pared de lámina del juego.

—Y ¿cómo es que te mantienes?—preguntó.

—No sé. Sentí que alejarme de mis padres sería el primer aire libre que tendría, no es que me considere rebelde con ellos, simplemente creo que les estaba haciendo daño con mi forma de ser. —Espeté.

Y es que es verdad, quizás comencé a sentir esa sensación de peligro cuando mis peores temores se manifestaban en mis sueños como también en los pocos proyectos que me idealizaba para formar una mejor vida; simplemente, la única idea que tenía en mi cabeza era salir de esa casa y poder tener mi propia vida, una en la cual sintiera que siempre sería independiente y nadie la llegase a manejar a su antojo. Pero mis padres querían no deseaban eso para mí, ellos querían que fuera a la universidad, que tuviera un trabajo y con el tiempo, una familia. Y eso no es lo mío por ahora; con solo haberles dicho que yo quería jugarme todas las cartas de la mano para poder probar que es la vida de un adulto es lo que hizo que ellos se mantuvieran indispuestos a querer que su única hija tomara ese rumbo. Hasta fue difícil que ellos me dejaran salir de casa cuando yo más lo deseaba de niña, toda mi vida la pase encerrada, mirando por la ventana de mi habitación como los niños jugaban mientras yo sola tenía que encontrar la manera de jugar y eso que, para mi adolescencia, me escape de casa muchas veces a medianoche lo cual me llevo a varios castigos.

Sé que mis padres fueron demasiado sobreprotectores conmigo y no culpo que su miedo se haya recreado desde que su primer hijo fue secuestrado en la calle en donde antes ellos vivían y de que también naciera mientras que ese hermano mío del cual no mencionan se lo llevaron mientras jugaba y luego haber sido encontrado muerto debajo de un puente. Eso los marco demasiado que por instinto de protección no dejarían que a mí me pasara lo mismo.

Ellos querían sentir ese orgullo y éxito que pude haberles dado sino hubiera sido porque desde pequeña siento que esta no es la vida que yo quiero; ya que mis compañeros de cada escuelas me hacían llamar rara o fenómeno por mi comportamiento y más porque siempre tuve esa obsesión de decir que yo nací en un bosque nevado, que los perros parecían entenderme y que la luna era mi mejor amiga.

— ¿Por eso vives en Portland? ¿Para alejarte del mundo que crees que le haces daño?—mire de nuevo la luna como tratando de decirle que me ayudara.

—En realidad, no tengo una razón especifica—no él iba a mentir—. Justin y Elaine lo vieron como una oportunidad para comenzar nuestra vida. Los tres obtuvimos trabajos, apartamentos y sobre todo, un camino para salir adelante. —Fui la siguiente en acostarme en el respaldo del asiento.

— ¿Nunca ha experimentado probar algo diferente?—hice una mueca desagradable.

—Ya nada me convence, Caden. —Respire aire y luego lo deje ir. —Sí me he quedado en Portland, con ese apartamento y con el mismo trabajo es porque estoy intentando mantener esa vida normal que quiero.

—Te escuchas conforme e inconforme a la vez—reí.

—Es que soy extraña. No me entenderías tampoco. —Le respondí al ver su ceño fruncido.

En total, hasta ahora no me ha llegado de nuevo esa sensación de volver a tomar la idea de buscar una casa de campo bueno que tenga un bosque a su alrededor, para vivir ahí. Solo deseo que de nuevo no aparezca esa idea porque de todas formas de donde sacaría el dinero y luego, la idea de estar sola en un lugar donde llegan a suceder diversas cosas, es lo que aún me hace poner en dudas mi decisión.

—Encontraras lo que buscas, Gemma. Solo debes de tener paciencia—su consuelo no me propicia esa seguridad que quiero.

—Eso espero.

Nos mantuvimos callados por varios segundos que agradecía que ya haya terminado su cuestionamiento porque no me sentía con ánimos de seguir contando más de mi vida. Ya es suficiente con saber que apenas termine mis estudios en la escuela para decepcionarme en no haber ido a la universidad y mantener una postura madura en mi vida.

—No te sientas mal, ser libre no es algo que se obtiene siempre. —Lo mire sorprendida por su repentina respuesta—. No fue tu decisión tomar el camino por el que sigues caminando, los motivos de tu vida y sus experiencias han hecho que pienses de esa manera y no te culpo de que intentes adaptarte a un lugar que sientes que no perteneces. Sabes ¿por qué?—negué. —Por qué a mí me pasa lo mismo.

— ¿Por qué me dices esto?—le pregunté.

—Porque esa es la razón por la que me encanta la vida de los lobos. —Comento. —Ellos son libres e independientes; pueden ir donde quieren, hacer lo que quieren y controlar su vida como quieren—sonrió. —Son criaturas de las cuales nadie las detiene a ser lo que son. Su mundo no siempre es adaptativo sino de supervivencia, por eso es que ellos se mueven a través de todo. —Me sorprendía la manera en cómo se refería a esos animales.

—Tienes razón.

Ambos nos miramos y nos dimos esa sonrisa sincera que fue increíble que terminara sucediendo.

La noche cada vez se profundizaba más para darle paso al amanecer durante unas próximas horas; descubrí que a lo lejos una figura caminando con una lámpara así que me imagine que sería unos de los guardias del lugar así que señalándole a Caden a aquella persona con su uniforme y un poco elevado de sobrepeso; ambos parecíamos tener la misma idea cuando él empezó a bajar la casilla en donde nos encontrábamos hasta ver como el guardia al principio mostro miedo al ver como la rueda se movía por su propia cuenta; pero al vernos, nos alumbro los rostros haciendo que ambos saltáramos de los barandales de la rueda para salir corriendo y no ser atrapados.

— ¡Ustedes dos! Regresen acá—Escuchamos su grito.

Caden fue un poco más veloz que yo en el momento en dirigirse detrás de los árboles para no ser visto mientras yo apenas me refugiaba entre los juegos mecánicos y los restaurantes.

Otros dos guardias más aparecieron hasta que sus radios empezaron a sonar informándose entre ellos mismos que parecía que nos habíamos escapado y nos buscarían entre todo el parque de diversiones para saber si no seguimos en el mismo lugar.

En una de esas, pude caminar hasta donde se encontraba Caden y cuando ambos encontramos la oportunidad, nos dirigimos fuera del parque de diversiones, en donde cruzamos por el mismo agujero hasta que nos partimos de una gran carcajada por el susto que nos hubiéramos llevado si las cosas podrían haber terminado de otra manera.

(...)

Entramos a su auto y mientras encendía la radio empezó a sonar la canción de Animals de Maroon 5; así que señalándole si podía tocar la radio para ponerle más volumen a la música, no tardó en darme un gesto que podía hacerlo; así que sin detenerme, pronto agarre el botón del volumen y lo puse a lo alto haciendo que en el camino ambos empezáramos a cantar la canción con pasión, en donde con anterioridad Caden parecía no querer hacerlo hasta que lo golpeé con mi codo y eso hizo que primero la tarareara hasta terminara por cantarla.

Yeah, you can start over

You can run free

You can find other fish in the sea

You can pretend it's meant to be

But you can't stay away from me

I can still hear you making that sound

Taking me down rolling on the ground

You can pretend that it was me, but no

Baby I'm preying on you tonight

Hunt you down, eat you alive

Just like animals, animals, like animals

Maybe you think that you can hide

I can smell your scent from miles

Just like animals, animals, like animals

Baby I'm preying

Don't tell no lie

You can't deny

The beast inside, yeah

No girl, don't lie

You can't deny

The beast inside, yeah

Just like animals, animals, like animals

Just like animals, animals, like animals

Cuando se aproximó la nota alta del aullido de Adam Levine, ni siquiera llegue a hacerla porque Caden se me adelanto haciendo que su aullido se volviera profundo y melodioso, provocándome diversión y a la vez una grata sonrisa que ambos no dejamos ir desapercibido.

Por lo menos, ir dentro del auto de Caden mientras hacemos nuestra propia fiesta dentro del vehículo no parece ser tan malo. Es demás, he comenzado a divertirme que no quiero que termine la noche.

(...)

Veníamos contando unos chistes por todo el camino de las escaleras del apartamento hasta ambos nos detuvimos de golpe a mirar a Zöe a recostada en la puerta del apartamento de Caden mostrando unos ojos llenos de rabia y a la vez admirada al verme al lado de Caden.

No tardo mucho tiempo en ponerse en una posición de defensa y a la vez tensa al notar como Caden se fue acercando a ella y ambos empezaran a discutir por lo bajo haciendo que mi atención dejara de ser en ellos para focalizarme en otra cosa más entretenida, entre ello, el agujero del cielo falso que parece estar desgastado y necesita una reparación.

— ¡Estás rompiendo tu promesa, Caden!—la escuché gruñir.

—Que yo recuerdo, nunca prometí mantenerme alejado de los humanos—pronunció él en voz baja pero termine por escucharle.

—Debes hacerlo, no somos como ellos o debo recordártelo—intenté no mirarlos discutir.

—No es necesario pero te recuerdo que este es mi plan y nunca te pedí que entraras en él ni mucho menos que me siguieras—le grito él.

Antes de poder estar en esta postura incomoda en donde yo me hacía la tonta como si no escuchara y mirara nada; sentí como alguien me agarro del brazo y me dio la vuelta hasta que pronto los ojos de Zöe parecían asesinarme como también sus uñas empezaban a hacer efecto en mi piel haciendo que me doliera y ardiera.

—Te quiero lejos de nosotros—me lo dijo de manera lenta como si no entendiera su vocabulario.

— ¡Demonios que haces!—Caden la separo de mí. —Si quieres seguir aquí, yo seré quien dé esas órdenes—dictó.

—No sabes ni siquiera mantener tu propia man...—ella cerró la boca y la abrió de nuevo. —No me provoques a que te llame la atención Caden. —Él se rió.

—No me hagas reír, Zöe. Este no es tu asunto. —Se interpuso entre ambos.

—No me provoques Caden, o quieres que le diga la verdad—ahora sí que empezaba a confundirme.

— ¿Qué verdad?—dije interrumpiendo la discusión de estos dos.

—La verdad del porqué te invito a salir—abrí la boca y mire a Caden.

—Cállate Zöe—dijo entre dientes Caden.

—No lo haré—se animó al ver que la retaba—. Caden te invito a salir por la simple razón que necesitaba tener información tuya—abrí enormemente los ojos. —, por eso fue que se acercó a ti.

No sé qué fue peor sentir como si me hubieran dado una golpiza en el estómago o una bofeteada o al final sentir todo un revuelo de emociones de las cuales no sé cuál expresar primero antes de hablar y demostrar mi verdadero carácter.

— ¿Eso es cierto?—me di la vuelta para enfrentarlo de cara en cara.

—Dile la verdad Caden, que esa es la razón de todo este drama—rió Zöe.

Guardo silencio por mucho tiempo que note una propia decepción en sus ojos, quito su mirada de la mía y no volvió a mencionar nada hasta que gruñí y pronto pase por su lado para ir bajando las escaleras; estaba respirando profundamente para no gritar o decir una imprudencia, aún tenía que tener mi orgullo y mi dignidad para estos casos y no llegar a perder el control sobre esto.

Me despedí pronto del guardia de seguridad del edificio para empezar a caminar por las calles, no me sentía muy bien estar a solas y a plena madruga caminar por Portland, no es que le tenga miedo a las personas sino que a las criaturas que últimamente he estado mirando.

La única manera para quitarme este enojo será por medio de Elaine, quizás este de buenas para comprenderme antes de que explote como una bomba. Tengo unas profundas ganas de llorar, pero exactamente por el sentimiento de rabia que corre por mis venas en este instante, uno porque no me imagine que Caden me haría esto y dos, si antes me hubiera imaginado que para esto era la cita, pues, desde un principio me hubiera negado.

Ahora me doy cuenta lo bien que Caden puede fingir ante una persona, una parte de mí no se sentía tan mal pero el lado en que comenzaba ese prejuicio es que le conté una parte de mi vida que jamás se la había dicho a alguien además de Elaine y Justin. En eso si me sentía una completa idiota, por haber confiado en alguien que solo me mintió desde un principio.

—Gemma—sentí como su brazo me detuvo pero pronto me lo quite de encima con un empujón.

— ¿Qué quieres?—me aleje un metro de él.

—No es lo que piensas...—lo detuve.

—Sabes Caden, eres la primera persona excepto de mis amigos que conoce una parte de mí que no quisiera que ni mis propios padres llegaran a saber—empecé a decirle—y yo pensando que podía confiar en ti y... terminas por lanzar todo a la basura. —Mis ojos empezaban a arder al retener las lágrimas. —No quiero que te vuelvas a acercar a mí, eres de lo peor. —Se mantuvo callado sin decir nada. —Si llegaste a decir que eres diferente de lo que yo pienso, pues estás equivocado, porque con lo que acaba de pasar, he vuelto a cambiar mi expectativa sobre ti. —De nuevo empecé a caminar dejándolo solo en la oscuridad.

Deje ir un sollozo pero para que no se convirtiera en eco, me cubrí la boca con la mano, me sentía mal. Como de esas veces en la que sientes que alguien te traiciona y piensas en no volver a perdonarlo, pensé que todo saldría bien pero las sorpresas siempre llegan de último.

Camino hasta la casa que ha alquilado Elaine ya que sé que es la única que me dará ese apoyo emocional que no puedo dejar de pensar, si le llego a decir algo a Justin, es posible que termine por plantarle una discusión a Caden y es lo que menos quiero.

Antes de seguir caminando escuchó como alguien me sigue, así que al darme la vuelta me encuentro con un lobo café con blanco. Al verlo, él se queda quieto sin dar otro paso más, me da una mirada y pronto se sienta como si estuviera esperando que siguiera con mi camino y antes de poder proseguir, observó cómo se llega a poner a mi lado, me da una nueva mirada para esperar que yo camine a su lado; así que mientras empiezo a mover mis pies, él es el siguiente en mover sus patas.

Camina a mi lado como si fuera mi perro, pero lo impactante es que parece no alejarse de mí y eso que las siguientes calles y avenidas que cruzamos hasta llegar a la casa de Elaine, es donde se detiene, y pronto baja su cabeza hasta mostrarme ese brillo peculiar verde que he visto en uno de los lobos que se han acercado a mí; sube de nuevo su cabeza, se da la vuelta y desaparece al tomar otra calle.

Había sido extraña su compañía que casi parecía como si no me hubiera querido dejar sola en el camino; y lo mejor me llego a dejar hasta la casa de Elaine como si se llegará a asegurar donde terminaría por quedarme.

Dejando de pensar en el animal que acompaño mi camino; me acerco a la casa de Elaine, toco su puerta con el timbre y es extraño que a los cinco minutos, ella me abra la puerta y con un rostro sorprendido, está a punto de abrir la boca cuando yo la interrumpo.

—Tengo mucho porque contarte.

Isabel Moz

¡Hola lectores(as)! Deseo de corazón que está historia cada vez más les pueda llegar a gustar. Cada capítulo será más interesante que el otro, por lo que podrán entretenerse en cada uno de ellos! Que tengan un excelente día y gracias por leer mi historia!

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