Adolorida me despierto siendo consciente que no estoy en mi casa, abro los ojos y estos fallan al principio al ver nublado y todo moviéndose de un lado a otro; sé que estoy en un bosque pero no sé cuál, además es probable que sea de madrugada porque el cielo se mantiene oscuro. Me levanto y me toco la cabeza notando que mis dedos terminan por mancharse de un líquido viscoso que pronto me doy cuenta que es mi sangre.
Suspiro e intento averiguar dónde estoy pero no mis oportunidades de buscar una salida segura se acaban con el sonido de unos pasos ir muy rápido y luego de un aullido que aclara mi mente al recordar a la bestia.
Mis sentidos de supervivencia se avivan y empiezo a correr a pesar que me encuentre demasiado débil...
No dejo de correr mientras esquivo cada tronco de un árbol caído, de cada piedra que obstaculizaría mi camino y de cama rama que sin considerarlo, golpeará mi rostro logrando que me detenga. No miro hacia atrás porque la terrible idea de hacerlo pueda provocar qu