Bajo las miradas emocionadas de los Herrera, Julia revisó el informe del análisis, donde estaba claramente escrito en blanco y negro que compartían lazos sanguíneos.
Pero ¿cómo podía ser...?
En sus recuerdos, su madre siempre se había presentado como huérfana, nunca había mencionado tener familia, de lo contrario habrían comenzado la búsqueda hace mucho tiempo.
Luisa se acercó, tomó su mano y la abrazó con lágrimas corriendo por sus mejillas.
—Sabía que esta vez no habría error. Julia, tú eres mi nieta, ¡eres mi familia!
Julia estaba en estado de shock, el cambio era tan grande que le resultaba difícil asimilarlo de inmediato.
Desde que su madre falleció hace tres años, en su subconsciente, ella ya no tenía familia.
Personas como Leonardo simplemente no merecían ser llamadas padre, y en cuanto a Paula, ni hablar.
Ahora de repente aparecía toda esta familia, y para colmo eran los Herrera, a quienes ella había rechazado, lo que la dejaba desconcertada.
Juan se secó una lágrima, se acercó