Mateo frunció el ceño al escuchar esto.
Luciana miró a Valentina con arrogancia y satisfacción:
—Valentina, ¿realmente te duele mucho? Entonces suplícame. Si me lo pides, ¡quizás permita que Mateo te lleve al hospital!
Valentina, aguantando el dolor, miró a Luciana:
—Entre nosotras, quién suplicará a quién, eso está por verse.
Dicho esto, Valentina se marchó.
...
Valentina regresó a su apartamento y sacó su teléfono para llamar a Santiago:
—Santiago, Daniel ha sido secuestrado por Mateo. Envía gente rápidamente para rescatarlo.
Santiago se rio al escucharlo:
—Esto sí que es raro, que alguien se atreva a secuestrar a Daniel. Vale, ¿has roto relaciones con Mateo?
Valentina aún sentía un dolor sordo en el vientre y su pequeño rostro estaba pálido:
—Santiago, no vuelvas a mencionar a esa persona frente a mí. Haré como si nunca lo hubiera conocido. ¡Fui una ciega!
Santiago respondió:
—Vale, no te preocupes. Me encargo del asunto de Daniel. Por tu voz, parece que algo no está bien. ¿Te sient