—¡Nada! Responde mordiendo la carne interna de su labio.
—No te preocupes, yo estaré bien. Le dice para tranquilizarla, parecía preocupada
Se acerca, planta un beso en la frente para encaminarse hasta la puerta. Ella lo ve partir y se muerde los labios.
—¡Alessio! Lo llama y este voltea. —Yo… te amo. Éste sonríe dulcemente.
—Yo también te amo amore mío. ¡Recuérdalo!
Se marcha, dejando el corazón de Lía preocupado y acelerado. Esa noche tendría que volver a desobedecer a su amado.