Capítulo 80 — Ya deja de llamarme, Jared.
—¿Aún no se lo has dicho? —Preguntaba Amara con voz preocupada mientras pasábamos un poco de tiempo juntas en una de nuestras cafeterías favoritas.
Desafortunadamente, Mónica no había podido acompañarnos, ya que Fausto la había llamado diciéndole que tenía algo sumamente importante que decirle. Obviamente, ella lo dejó todo para ir a verlo.
Aún no comprendía la razón por la cual ella estaba tan aferrada a ese hombre, pero tampoco la juzgaba. Yo también estaba obsesionada con un hombre mayor que yo.
—No. —Respondo con los ánimos por los suelos, dejando a un lado mi batido de fresas— Cada vez que lo veo, solo puedo pensar en pegarme a él. Me cuesta mucho dejarlo cuando tengo que volver a casa. ¿Quién lo diría? Después de odiarlo, ahora no puedo estar sin él... En fin, no sé cómo decirle que no estaré aquí durante el verano.
Habían pasado cuatro días más desde que supe que Lucian había sido aceptado en la academia que tanto había soñado y, con solo ver la emoción y la felicidad que tenía