Barco enemigo a la vista.
El capitán descansaba sobre su cama, tumbado boca arriba con la camisa desabrochada, mantenía el brazo sobre sus ojos, pronto el sueño lo vencería, pero no estaba preparado para volver a soñar con ella…
Caminaba por un extenso sendero, frente a él un espeso bosque en el que se adentraba, podía escuchar los pájaros cantar en aquella mañana de primavera. Marchó a grandes zancadas por el verdoso prado, admirando a su paso las bellas margaritas, a cada paso qu