—Feliz cumpleaños, amor —susurra Elena contra sus labios mientras se acomoda sobre él y Noah sonríe al sentirla desnuda sobre su cuerpo.
—Gracias, no puedo tener mejor regalo, ¿verdad?
—Este sólo es un adelanto —le dice ella dejando un beso sobre su pecho y luego bajando hasta llegar a su miembro.
Noah se agarra de las sábanas cuando siente la boca de Elena cerrarse húmeda, caliente y coqueta, con aquella lengua traviesa que lo obliga a cerrar los ojos y para cuando va a correrse, toma a Elena para obligarla a subir y se entierra en ella con cuidado antes de oírla gritar de placer al sentir cómo llega a lo más profundo de su ser.
Luego de ese primer regalo, Elena lo lleva a la ducha, bajan a desayunar y allí lo espera otro regalo más, uno que le fascina porque es una maqueta del Taj Mahal para armar.
Elena se queda en casa