Darryl solo tenía una cosa en mente y era tomar la Píldora del Noveno Retorno Espiritual para luego acabar con ese bastardo de Martín.
"Quédate ahí, Darryl Darby".
Al ver que estaba a punto de llegar a la Píldora del Noveno Retorno Espiritual, Martín dejó escapar un fuerte grito. "O le partiré el cuello a esta mujer por la mitad antes de que puedas dar un paso más".
Su voz era enloquecida, sin dejar lugar a dudas.
Darryl se detuvo y se volvió para mirarlo. Su pecho se desplomó ante la vista.
Lo único que se veía era que la batalla había terminado. Martín tenía una mano sujetando las muñecas de Raquel y otra rodeándole firmemente el cuello.
Era obvio que las lesiones de Raquel se habían apoderado de ella al final y no podía vencerlo.
Darryl veía claramente que bastaba con que Martín empleara la más mínima fuerza para acabar con ella.
¡M*erda!
Darryl recobró el sentido rápidamente y lo miró con el ceño fruncido. "Déjala ir".
Sintiendo el pánico de Darryl, Martín dejó escapar un