"Por favor, no haga eso, señor. Le prometo que haré todo lo posible por salvar a su hermana".
Keele sollozaba mientras suplicaba. Jamás pensó que semejante tragedia lo golpearía de la nada.
Daisy también estaba débil de miedo y apenas podía mantener el equilibrio. Hendrick y sus hombres no solo querían matarlos, sino que también querían incendiar toda la Cabaña del Agua Lunar. ¡Eso era demasiado!
Hendrick no respondió a las súplicas de Keele. Miró fijamente a Wisteria, perdido en su dolor y tristeza.
"Tú ahí".
Justo entonces, un rufián se acercó y desenvainó su larga espada. "Deberías tener mucha suerte como para tener que morir por matar a nuestra joven señorita. Vete al infierno".
Cuando la última palabra resonó en el aire, la hoja de la espada centelleó en la luz y descendió hacia el cuello de Keele.
Keele estaba muerto de miedo, temblando mientras permanecía sentado. Se olvidó por completo de agacharse.
Al mismo tiempo, Daisy estaba prácticamente a punto de desmayarse del t