El Maestro Magaera hablaba con calma, pero estaba irritado.

‘¡El Apenas Inmortal es tan despreciable! ¿Cómo se atreve a decir tonterías sobre mí?’.

Darryl soltó una risita al darse cuenta de que el Maestro Magaera estaba descontento. “Su Alteza, por favor, perdóneme. Solo estaba dando un ejemplo para contar un chiste”.

Inmediatamente, el Príncipe Auten gruñó: “¡Cómo te atreves! ¿Cómo te atreves a bromear en una ocasión solemne? ¿Estás insatisfecho? Entonces, ¡te daré la oportunidad de demostrar que Aurin es la persona calificada para ser el Emperador del Cielo!”.

“Si puedes convencer a la multitud, dejaré que tome el trono. De lo contrario, no me culpes”.

Mientras hablaba, sus ojos parpadearon con enemistad.

Por un momento, la atmósfera en el Palacio Imperial del Cielo se tensó.

“¡Bien!”. Darryl no entró en pánico ante la situación. En lugar de eso, esbozó una sonrisa, se dio la vuelta y ayudó al Príncipe Aurin a colocarse delante del trono.

“¡Tómalo!”. Darryl sacó algo en sile