Al escuchar eso, Diego sonrió amargamente y dejó de hablar.
En ese momento, Cumulonimbus por fin escuchó toda la historia. No pudo evitar suspirar y se lamentó: "Quién iba a pensar que la hermosa Khloris sería una mujer así".
Cumulonimbus sacudió la cabeza con lástima.
"Sí". Sienna se apresuró a decir: "Puede parecer inocente, pero es una mujer sin principios. Su traición podría ser incluso algo bueno para nuestra secta".
Cumulonimbus sonrió y asintió. Luego, preguntó con curiosidad: "Es difícil predecir lo que va a pasar. Solo tengo curiosidad, ¿qué clase de hombre haría que Khloris renunciara a su posición como Submaestra de la Secta?".
La expresión de Diego se oscureció, pues no podía ocultar la ira en su corazón. "Es un hombre astuto".
"¡No solo es astuto!". Sienna se mordió los labios y dijo con desprecio: "Es un estafador. Ese hombre es tan feo que nadie podría mirarlo. Supongo que Khloris y Oliva estuvieron demasiado tiempo viviendo en las montañas. Deseaban tanto a un hom