Yolanda se puso roja y sintió impotencia y rabia al mismo tiempo. "Sergio, ¿de qué estás hablando? ¡No quedan más habitaciones! Además, Dart no es un desconocido y hasta nos salvó la vida".
Sergio se avergonzó y dijo fríamente: "Deja de mencionar eso. Creo que tuvo suerte. Además, no pedí su ayuda".
Entonces, sacó una hoz de la cesta de bambú que llevaba a la espalda. "Yo era totalmente capaz de ahuyentar a la manada de lobos".
"Eres ridículo. Deja de fanfarronear. Aún recuerdo cómo tu cara se puso pálida cuando viste a la manada. De todos modos, ya decidí que no echarás a Dart esta noche", dijo Yolanda molesta.
Inmediatamente, tomó a Darryl de la mano y le dijo con determinación: "Ven, vamos a descansar".
Darryl no la rechazó y la siguió. Sergio estaba exasperado, pero no tuvo más remedio que entrar en la habitación.
Aunque Yolanda era bastante joven, era amable y diligente. Recogió un poco de paja e hizo un colchón sencillo.
Cuando Sergio se tumbó a descansar, miró con odio a