En un instante, todos los demás, incluidas Lía y Mona, se apiñaron sobre la figura.

“¿Quién es ese?”.

“Él no es uno de los demonios, ¿verdad?”.

Los Guerreros Demonio estaban en deuda con Darryl y su reputación era casi divina entre la tribu. Lía, Mona y sus subordinados eran todos guerreros de defensa.

Estar a la defensiva significaba ser una segunda opción cuando se enviaba gente si alguna vez una crisis golpeara a los Guerreros Demonio. En lugar de estar en el frente, esas personas estaban a cargo de proteger a los ancianos y niños ante la batalla, llevándolos a un lugar seguro.

En otras palabras, los guerreros de defensa eran a lo que uno llamaría como protector en los Nueve Continentes.

Cuando Darryl sacó al Rey Tigre Blanco, al Fénix Colori y a los Guerreros Demonio de primera línea de su lugar de cautiverio, Lía y el resto de los guerreros de defensa habían sido los últimos en irse. Después de eso estaba la emboscada que Darryl llevó junto con los Guerreros Demonio contra e