El Anciano Fuego tomó una profunda respiración para intentar calmar la conmoción en su corazón. ‘¡Increíble! ¿Tiene un alma de hada? ¡Y está dominando al Anciano Viento!’.

Pasó mucho tiempo antes de que saliera de su asombro. Normalmente, sería difícil para una persona común percibir el alma de hada de Darryl. Sin embargo, el Anciano Viento y el Anciano Fuego poseían una percepción aguda, ya que estaban cerca del nivel de elevación.

En un abrir y cerrar de ojos, Darryl y el Anciano Viento lucharon unas cuantas rondas más en el aire.

Cuando Darryl estaba a punto de conseguir la ventaja, el Anciano Fuego gritó: “¡Ríndete ahora, Darryl, o de lo contrario ellas sufrirán!”.

Él colocó sus manos unos centímetros por encima de las cabezas de Debra y Jewel.

Darryl no se detuvo, sino que miró al Anciano Fuego con desprecio. Sus ojos se enrojecieron al ver que tanto Debra como Jewel estaban cautivas por el Anciano Fuego. Ellas morirían si sus palmas cayeran sobre sus cabezas.

Enojado,