En ese momento, Ambrose y Eira se miraron mientras la atmósfera en el palacio cambiaba un poco.

“¡Hermano Ambrose!”.

Unos segundos más tarde, Eira recuperó el sentido y preguntó gentilmente: “¿P-por qué dejaste ir a esas sectas?”.

Eh…

Ambrose se rascó la cabeza y estaba confundido.

Él sabía que no podía mencionar a Megan frente a Eira, por ende, ¿cómo debía explicárselo?

“¡Su Majestad ha llegado!”.

No obstante, un eunuco de pronto gritó en voz alta desde afuera del salón principal justo cuando Ambrose estaba secretamente en conflicto y fue seguido por pasos que se dirigían hacia ellos.

‘¡El Padre Emperador está aquí!’.

En ese instante, Ambrose saltó repentinamente del pánico.

El palacio tenía reglas estrictas, especialmente por la noche. A nadie se le permitía entrar por su cuenta sin el permiso del Emperador. ¡Ni siquiera el Príncipe podía traer a alguien!

Eira no era miembro de la realeza, ¡por lo que podría meterse en problemas si el Emperador la llegara a encontrar!

‘¿E