¡No me voy a vender!

Al día siguiente, muy temprano por la mañana, unos hombres de traje tocaban el timbre de la mansión Ferrer con mucha insistencia, Isabella bajó en pijama a abrir la puerta

 

¿Qué desean? ¿a quién buscan? — preguntó Isabella.

 

¡Somos los acreedores de tu padre, sabemos que murió y queremos nuestro dinero!

 

¡Pero señor, yo no tengo dinero, no tengo con que pagarles! además, mi padre jamás menciono que tuviera alguna deuda, ¡así que váyanse de mi casa!

 

¡Por supuesto que no nos iremos sin nuestro dinero, sabemos que el viejo está muerto, pero esta casa puede saldar la deuda, así que nos la vas a dar como compensación! — los malencarados hombres tenían aterrada a Isabella, ella era inocente e inexperta, ellos lo sabían. y se estaban aprovechando

 

Por favor señor, esta casa es mi hogar, lo único que tengo, no tengo a dónde más ir— Isabella suplicaba por que tuvieran piedad con ella, pero ese sentimiento era algo que esos temibles hombres no conocían.

 

¿Crees qué nos vamos a compadecer de ti? ¡jajaja, a nosotros lo único que nos importa es no perder nuestro dinero, ahora lárgate si no quieres que nos divirtamos contigo y después te tiremos a algún basurero!

 

Entre lágrimas y terror, Isabella se obligó a caminar hacía la salida de su casa, estaba en shock, la cabeza le daba vueltas, ni siquiera en su propio hogar había podido estar a salvo

 

Una vez afuera, suplicó temerosa para que le dejarán llevarse su maleta y su coche

 

¡Deja de lloriquear mujer estúpida! — uno de los dos hombres en traje le gritó enfadado, le aventó la maleta y las llaves, ella se apresuró a recogerlas para poder irse de ahí, no quería que le hicieran daño, sin pensarlo mucho, tomó el camino hacia la casa de su hermana para pedirle ayuda

 

En el camino Isabella le llamó a su novio Juan Carlos, pero la llamada ni siquiera entraba, Isabella, supuso que quizás estaba de viaje como siempre solía estar, lo necesitaba más que nunca, rogaba por qué revisara su teléfono y le devolviera la llamada

 

La joven, bajó del coche para tocar el timbre, insistía pero no le habrían, sus lágrimas caían como imparable lluvia, su hermana Samantha, era su única esperanza, ella tenía que ayudarla, no la podía dejar viviendo en la calle

 

De pronto la puerta se abrió, era una de las mucamas la que salió a hablar con ella

— señorita Isabella, la señora Samantha, le manda decir que no vuelva nunca más a esta casa, que usted para ella está muerta al igual que su padre y que sobreviva como pueda, lo siento mucho...

 

Isabella se quedó sin palabras, la mucama le dio el recado de su hermana y le cerró la puerta, Samantha, no solamente no la ayudaría si no que le pedía que no regresará nunca más.

La pobre chica quería gritarle que eran hermanas de sangre o suplicarle que no la dejara sola sin tener a dónde ir, pero la conocía bien y sabía que no iba a cambiar de opinión, estaba muerta para ella ¿verdad? recordaría esas palabras mientras viviera en este mundo

 

Devastada, Isabella, volvió a subir a su auto y condujo sin rumbo, tenía unos ahorros, no era mucho pero podía irla pasarla mientras conseguía un trabajo, no se iba a dar por vencida tan fácilmente, recordaba a su padre a cada momento, a pesar de todo lo que estaba viviendo no le guardaba rencor, lo seguía queriendo mucho como siempre, solo esperaba que pudiera salir pronto tan oscuros momentos

 

En el camino, Isabella, paró en un café, entró y se sentó en la mesa del fondo, necesitaba calmarse, pensar en que haría y como lo haría, pronto le tomaron la orden y le llevaron un caliente café negro, era invierno y hacía demasiado frío, por fortuna no había desempacado su maleta y tenía un par de abrigos en ella para cubrirse un poco del implacable clima

 

La bella joven de cabellos castaños y de hermosos ojos azul cielo, estaba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta cuándo una mujer algo mayor, acompañada de un malencarado hombre que parecía ser su guardaespaldas, entró a la cafetería y caminó directo hacía ella

 

Isabella, ¿cuánto tiempo sin verte? ¿si sabes quién soy verdad? — la perversa mujer la observaba fijamente de arriba abajo para después sonreír con malicia

 

Tía Carlota, ¿qué haces aquí? ¿también pasaste a tomar un café?

 

 La mujer la había seguido, la estaba vigilando desde que su hermano de quién no era muy cercana murió, de le había presentado una oportunidad de negocio y necesitaba de esta jovencita inocente y manipulable para ganarse esa pequeña fortuna.

 

Escucha sobrina, no me voy a andar con rodeos, tu padre me debía una gran suma de dinero, más de veinte millones de dólares por decir poco, tengo pagarés firmados por él, en ellos específica que si por algo no podía pagar, pagarías tú, entonces estoy aquí para negociar

 

A Isabella se le fueron los colores del rostro, su blanca pues estaba aún más pálida, se preguntó ¿que había hecho para merecer todo esto? la vida se seguía ensañando con ella

 

—¡Tía Carlota, no tengo dinero, no tengo casa, mi padre que era lo único bueno que tenía en la vida a muerto, no tengo nada para darte, busca a mi hermana Samantha, ella fue la que se quedó con toda la herencia de papá! — Isabella, estaba al borde del colapso

 

Eso ya lo sé, querida, estoy al tanto de todo lo malo que te ha pasado desde la muerte de mi querido hermano Demetrio, pero no todo es tan malo como parece, por eso es que estoy aquí, he venido a proponerte un excelente negocio donde podrás saldar la deuda de tu padre conmigo y al mismo tiempo ganar tú también.

 

¿Qué tipo de negocio? te advierto tía, que no soy una mujer libertina — aclaró, Isabella, sin titubear

 

No, por supuesto que no lo eres, pero ahora yo te voy a advertí una cosa, voy a recuperar mi dinero así tenga que venderte en el mercado negro de trata de blancas y te aseguro cariño ,que el trato que te quiero proponer no se asemeja para nada al infierno que te esperaría si te compra un pervertido, así que tú decides, te doy cinco minutos para que me des tu respuesta.

 

La sola idea de ser vendida al mercado negro, era algo que aterraba a cualquier chica, se corrían rumores de historias del infierno que vivían la mujeres en esos lugares, de ninguna manera quería caer ahí.

 

Esta bien, ¿dime cuál es tu trato? pero si es algo indecente, no voy a aceptar

 

Así me gusta, que seas obediente y sensata, te diré de que se trata entonces, hay una familia rica, muy rica, en ella hay un joven amo que necesita una esposa para tener un heredero, el trato duraría solamente mientras dura el embarazo, una vez que des a Liz podrás divorciarte y seguir con tu vida

 

¿Qué? ¿casarme con un desconocido y darle un hijo? ¿te volviste loca tía? ¡eso es... inconcebible! ¿cómo quieres que me preste a algo como eso? no ¡lo haré, no me voy a vender!

 

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