El viejo amo Demian, apenas podía cargar al regordeto bebé que llevaba su nombre, el niño era un huracán al que le encantaba jugar con las corbatas
— ¡Valentino, quítame al bebé, me está ahorcando apúrate! el niño jalaba con fuerza la corbata de su abuelo — el padre llegó hasta ellos casi corriendo
— ¡Demian, deja de jalar las corbatas de tu abuelo, ya te lo he dicho muchísimas veces! — el CEO dió un ligero manotazo a la manita del niño, pero este comenzó a hacer pucheros y a llorar a grito abierto
— ¡Valentino, yo jamás te dije le dieras un manotazo! ¡seguro que no mediste tu fuerza y le dolió mucho, que mano tan acelerada tienes eh! — el bisabuelo estaba defendiendo al diablillo de bisnieto que tenía
— Exagerado que es, te está manipulando y ni cuenta te das, ¿quieres que lo deje que te ahorque sin llamarle la atención? este niño te tiene que respetar
— bebé Demian, ya no llores, mira, el bisabuelo te llevará a la cocina a por una golosina, anda, déjemos al malhumorado de tu padre a