Capítulo 28

Bianca.

Una hora más tarde estaba perfectamente limpia, sin un rastro de sangre o arena en mi cuerpo. Me coloqué el uniforme que era una única pieza de color negro, con unas botas militares altas. Dejé suelto mi cabello que ondeaba a mis costados mientras terminaba de lavar mi ropa. Cuanto acabé, lo guardé en una bolsa que mi nuevo guardaespaldas me había entregado. No era raro tener a alguien detrás de mí, cuando vivía en las mansiones de ese hijo de puta de Giovanni también tenía a sus guardias vigilándome.

Siempre me ponía vigilancia.

¿De verdad estaba enamorado de mí? ¿O sólo era una simple obsesión porque todavía no me puso las manos encima como él quer&i

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