BIANCA
Me hice la muerta unos minutos, hasta que el caos se detuvo y solo cuando un último disparo retumbó en las paredes me atreví a abrir los ojos. Lo primero que vi fue a una mujer con un arma apuntándome, después se arrodilló y me quito el cuerpo sin vida de encima.
Era bellísima, se parecía a un ángel. Sus ojos azules se parecían al agua del caribe, y hacía conjunto con su cabello negro azabache. Sentí alivio cuando me sonrió, pero nada podía opacar el miedo y temor que había sentido.
—¿Estás herida? —preguntó, qué voz tan angelical tenía.
Negué con la ca