—¡Si esta noticia se difundiera, Magnolia temía que la silenciaran!
Ricardo, con los labios apretados, dijo: —Mujer, no pienses demasiado, lo de antes era solo una actuación para mi abuela, no es que me intereses.
Magnolia se levantó: —¿Entonces puedo irme?
—Detente, si mi abuela se entera que te vas sola en medio de la noche, ¿cómo me lo explicas?
Magnolia recordó las manos frías de su abuela y vaciló un momento: —¿Cuándo está programada la cirugía de la abuela?
—¿No lo escuchaste? Ella rechaza operarse.
Ricardo frunció el ceño: —Antes de que la abuela acepte la cirugía, no le digas que nos divorciaremos.
—Bien.
Magnolia aceptó sin dudar: —También trataré de convencer a la abuela para que acepte la cirugía.
La expresión de Ricardo mejoró un poco: —Duerme.
Magnolia sacó su teléfono móvil y envió un mensaje a Yolanda: [Yolanda, no volveré a casa esta noche, por favor explícaselo a mi hermano.]
Había prometido volver, pero ahora realmente no podía irse.
La salud de la abuela ya no era co