Capítulo treinta y cuatro
Las luces detrás de nosotros se encienden y escucho la voz de mi papá llamarme aún sin salir de casa.
Mierda, mierda, mierda!
La puerta hace un sonido fuerte que lastima mis oídos y por la ventana puedo ver como Derly me hace señas para que me largue.
El sonido se detiene y escucho las llaves abrir la cerradura, volteo asustada hacia Elián y este toma mi mano con rapidez, empezamos a correr con dirección a su auto y giro la cabeza mirando como mi madrastra agarra de los hombros a mi papá quien no para de gritarme que regrese a casa.
No le tomo importancia a lo que diga y me concentro en la mano cálida y fuerte de él guiándome.
Abre la puerta de copiloto para mí y escucho los gritos de ella desde casa —¡Vete! ¡Corre