Llegar a mi apartamento y no ver ni un rastro de Dahlia, no verla jugando con mis sobrinos, no escucharla hacer sus chistes, no verla mirando sus series coreanas aguantando las ganas de llorar, no burlarme de ella, todo eso me tenía mal, realmente mal.
Me estaba obligando a ser fuerte, pero era bastante difícil cuando los niños sobre todo se encargaban de recordarme lo mucho que la echaban en falta, además llevaban ya unos días enojados, se habían encargado de dejarme en claro que el que se hubiera ido era mi culpa.
Por otra parte, le había pedido a mi padre el contrato, le dije que quería que mi abogado pudiera revisarlo y que luego se lo entregaría de regreso ya firmado, tenía todas las intenciones de que él pudiera añadir alguna cláusula que lo hiciera inválido de alguna manera.
Por supuesto que esas eran mis intenciones, había una cláusula en especial que harían posible que ese contrato se disolviera, estaba seguro de que mi padre estaría en contra, mucho más de lo que estaría W