Capítulo 31

Manada Diamond.

Ares.

Me sentía tan cabreado por todo lo que estaba sucediendo. Leah se había ido sin mí nuevamente y eso me hacía sentir como un perro sin dueño. Estaba necesitado de ella, quería respirar su mismo aire, quería estar con ella en la misma casa y poder tenerla en donde yo pudiera verla.

Ese demonio miserable se la llevó de mi lado.

Estoy encerrado en mi propia casa por mi hija y esa niña es otra rebelde que no respeta a su alfa y mucho menos a su padre.

¿Qué demonios le pasa al mundo? ¿Acaso debo cazarlos a todos para hacer valer mi jodida ley y demostrar que no soy Velkan?

Tiro todo lo que tenía en mi escritorio, frustrado por las actitudes de todos en casa.

¿No se dan cuenta del peligro que es Daniels?

—Alfa, es hora de su comida, por favor, no deje de alimentarse —uno de mis chicos entra a la habitación, le doy un empujón lanzándolo al suelo y salgo de mi cárcel—. ¡El alfa está escapando! ¡Llamen a la señorita Mara y avísenle lo que sucede!

—¡Me ponen una mano encima
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