Julia.- No sé de donde saqué la fuerza, tal vez mi hermana canalizó sus energías conmigo y su espíritu se metió en mi cuerpo, pero no imagine que fueran a salir palabras tan hirientes. Veía el rostro rojo brillante del hombre que estúpidamente amaba, pero él creyó que podría humillarme a su antojo, pues se equivocó. — No hay mejor hombre que yo –soltó apretando sus dientes–. y te lo voy a demostrar ahora mismo.Se abalanzó sobre mí, sus labios sellaron los míos antes de poder si quiera refutar sus palabras y como tonta cedí ante la dulzura de sus besos, mis piernas se ablandaron, mi ego flaqueó. Sus manos acariciando descaradamente y lujuriosamente mi cuerpo, excitándome. Su boca alejándose de la mía para explorar mi piel quemándola con cada beso y lamida, estaba tomando mucho de mí no soltar los gemidos que estaba reprimiendo. — Eres mía, solo mía –dijo entre jadeos. Me aprisionó a la pared pegando más su cuerpo al mío, obligándome a sentir la rigidez de su entrepierna, con de
Cora.- ¡No puedo creerlo! ¡Me lleva la mierda! La primera vez que entrego mi corazón y el resultado es… decepcionante. ¿Por qué? ¿Por qué me permití sentir algo por él? Todos son iguales definitivamente, debí seguir mi instinto, aunque bueno mi instinto parece haber perdido facultades, porque me gritaba que Ángelo era el hombre que me haría cambiar, que sería una mujer normal, que comenzaba a imaginarse una vida diferente. Un compañero de vida, con un hogar, tal vez… con un hijo o una hija. Ahora la tristeza y la decepción me envuelven por completo ¿Cómo es que la gente puede vivir enamorada siempre? ¡Ok, Basta! Desde este momento, no más lagrimas por alguien que no se las merece. Limpio mis lágrimas por última vez, inhalo tomando aire, permitiendo que eso me llene de fuerzas antes de salir de mi auto. — Volveré a ser la misma Cora de siempre, sin emociones, sin sentimentalismos, únicamente con mi familia. Decidida tomo mis cosas y salgo de mi auto, con cada paso que doy inten
Brian.-— ¡Brian, prometiste ayudarme! ¿Cómo me sales con que no te vas a casar conmigo? Masajeo mis sienes con mis dedos, al escuchar el estruendoso tono Maggie. — Sé lo que dije, pero no puedo casarme –veo como su rostro se pone rojo, pero eso solo sucede por un instante cuando vuelve a perder el color, desplomándose en mi sofá.— ¿Y ahora qué haré? Mi padre me echará la culpa, pensará que te dije que soy… –comenta con un deje de desesperación y sus ojos llenos de lágrimas. — Maggie, cálmate dije que no me casaría contigo, pero eso no significa que no voy a ayudarte –dije con calma. Se recompone por un breve momento, pero el pánico sobre lo que pueda pasar no la deja entender mis palabras. — Puedo darte dinero, lo suficiente para que comiences una nueva vida junto a Kim, lejos de aquí, yo puedo darle la cara a tu padre, después que te hayas ido. — ¿Harías eso? –pregunto con un ahogo lleno de esperanza. — Sí, –sonreí acariciando su mejilla, limpiando una lagrima que se le habí
Cora.-Salí de la casa sin que nadie me viera, por suerte mi madre no quiere despegarse de papá, ahora que ve a sus dos hijas con pretendientes anda en modo vigilante protector. Aprieto el volante con tanta fuerza que puedo ver mis nudillos ponerse de color blanco, aunque no lo quería debía cumplir con la cita de Rob, necesitaba saber qué era lo que se traía entre manos. Estaciono frente al hotel. — No puedo creer que esté haciendo esto.Suelto un suspiro cargado de absoluta resignación, miro en mi teléfono una vez más el número de la habitación que me envió. No me pregunten como supo mi número. Paso por la recepción sin mirar a nadie hasta llegar al ascensor, siento como el pecho se me contrae al ver los números pasar en la pequeña pantalla. Tengo el presentimiento de que esto no acabará bien. Cuando las puertas de color crema se abren, mi estómago se hunde, el pasillo bastante iluminado y la alfombra de color marrón oscuro me guían hacia el infierno. Cuando la puerta se abre
Brian.-— Ese idiota creía que estaba en karate kid Me observo en el espejo, sobre mi torso esta la marca roja de su zapato. — Se puede decir que me lo merezco, aunque él tiene la culpa por enterrar su miembro en otro hueco. Me sobresalto cuando el timbre vuelve a sonar. Antes de abrir me pongo en guardia, no va a volver a tomarme por sorpresa, abro la puerta. — Esta vez no me… ¿Cora? –me quedo de piedra al verla parada en mi puerta con los ojos hinchados, evidentemente de tanto llorar. “Genial, otra que me viene a reclamar por su relación fallida” — ¿Qué fue lo que te pasó? –me mira de arriba abajo. — Uhm… tu novio, se creyó Jackie Chan conmigo. — Estoy segura que te lo merecías Entorno mis ojos, el deje de diversión que apenas se asomó en su mirada desapareció. — ¿Podemos hablar? –pide con la voz ahogada, conteniendo el llanto–. Necesito que me ayudes. — Pasa –la dejo entrar, puedo ver lo conmocionada que está y no creo que sea por Ángelo–. ¿Cora qué pasa? ¿Le pasó algo
Brian.-La ayuda del FBI y Peter aunque esperanzadora, no actuaría en el tiempo que pensábamos, para poder atrapar al desgraciado tío de las gemelas había que encontrar pruebas. El plan de mi amigo era bueno, pero Rob Nixon había estado evadiendo la ley por mucho tiempo, una invitación a una sala cerrada para una partida de póker lo haría sospechar y desaparecer, pero Julia y Cora seguirían en peligro. Así que trazamos otro plan. — Si no le entrego el dinero –expresó con la voz ahogada. — No dejaremos que ni a usted ni a su hermana le pasen algo –la tranquilizó Peter mirándola con atención, con demasiada debo decir, otro que cayó en las redes de las gemelas Nixon–. Tenemos agentes vigilando su casa y a su hermana, la ubicamos en un restaurante acompañada de un hombre. Al escuchar eso mi cuerpo se tensó de inmediato, apreté con fuerza mis puños, todos se percataron de mi gesto. — Debe ser el novio de mi hermana, el doctor Rogers –aclaró Cora con timidez, mirándome fijamente. — ¿
Cora.-Las manos me temblaban, pero debía hacer esa llamada, mientras Brian se preparaba para salir y tenderle la trampa a Rob, su amigo el sargento se había quedado conmigo. — Usted puede –me dice con un tono amable. Marco el número de Rob, miré el reloj que estaba en la pared de la cocina de Brian, faltaban cinco horas, prácticamente había pasado la noche aquí, había estado evitando las llamadas de mi madre y de Julia. Me concentro en hacer mi parte del plan, con los ojos de Peter sobre mí, coloco mi celular en altavoz. — ¡¿Por qué demonios demoras tanto?! –brama Rob al otro lado. — No logré conseguir el dinero, lo siento. — ¿Cómo qué no? ¡Estás loca! Debes conseguirlo, has lo que sea. — ¡TÚ TE METISTE EN ESTE PROBLEMA SOLO! ¡RESUELVELO DE LA MISMA MANERA! — Voy a contarle todo a tu padre –mi estómago se contrajo, Peter me miraba sin juzgarme, me animó a responderle a Rob. — Ya no me importa Rob ¿Y sabes qué hazlo? Eso no evitará que vaya a la policía y cuente mi versión ¿A
Julia.-Estar en mi hogar junto a mis padres, me hizo sentir un poco más tranquila, pero mi angustia no cede. — ¡Uhm! Hacía mucho tiempo que no te veía comer eso –bajo l mirada y sonrío al ver las galletas, con chocolate derretido y el malvavisco–. ¿todo está bien tesoro? Recuerdo que cuando estabas ansiosa o preocupada por algo un s´more era tu escape. — No, mamá estoy bien, me dio antojo de recordar un poco de mi infancia de repente –deje tratando de sonar lo más calmada posible, lo que menos necesitaba mi mama en estos momentos, era preocuparse por la situación amorosa de sus hijas–. ¿cómo se ha sentido papá hoy? — Se siente con más ganas de levantarse de la cama, aunque quiere regresar a su casa. — No ha terminado el tratamiento, no puede irse ahora. — Lo sabemos Julia, él solo quiere volver a la normalidad tan pronto como se pueda. — Lo entiendo, pero hasta que no termine el tratamiento deben quedarse aquí, espero que no estén pensando que nos molestan, porque no es así est