Diego no estaba fanfarroneando cuando dijo que tenía un piano. Actualmente, dentro del pabellón, Diego se lo está mostrando a Lolita. Un piano de gran tamaño, el doble del de Lolita. ¡Cómo no estar feliz! Lolita podía ver el objeto que una vez soñó con tener, ahora frente a sus ojos.

"Está en buenas condiciones", dijo Diego mientras revisaba algunas teclas.

"¿Puedo probarlo?", preguntó Lolita.

"Por supuesto". Diego sacó una silla que había limpiado del polvo adherido. Luego le pidió a Lolita que se sentara allí. "Siéntate".

"Gracias". Sin dudarlo, Lolita aterrizó su trasero en la silla de madera. Sus manos estaban un poco rígidas. La última vez que tocó ese objeto fue cuando todavía estaba en la escuela secundaria.

"Estoy nerviosa", dijo Lolita.

"¿Es porque estoy aquí?", respondió Diego.

"Tal vez". Luego Lolita comenzó a poner sus manos en las teclas del piano, Diego observó con la cintura apoyada en el cuerpo del piano.

Cuando la música comenzó a sonar, Diego se quedó en silencio. La