Diego permaneció en silencio, con la concentración dividida. Era una pregunta que jamás esperó de Melinda. Normalmente, a esa mujer nunca le importaba quién la llamara, excepto si era por asuntos de negocios. Sin embargo, últimamente se estaba entrometiendo demasiado en sus asuntos personales.
Diego supuso que era natural, porque la mujer secretamente empezaba a sentirse atraída por él. Diego, a su vez, se sentía incómodo. Porque solo estaba usando a Melinda como un trampolín para alcanzar sus objetivos.
"¿Parece que tiene mucha curiosidad?"
"¿Es una mujer?", preguntó Melinda de nuevo.
"La única mujer que conozco bien es usted, señora".
"Ah, ¿sí?" Honestamente, Melinda se sintió halagada. Sin embargo, eso no fue suficiente para convencerla de que la persona al otro lado del teléfono no era una mujer.
Durante el resto del viaje, Melinda no preguntó nada más. Se mantuvo en silencio tanto como pudo. Y cuando llegó a la oficina, retomó un nuevo tema.
"El cumpleaños de Kevin está cerca, qui