“¿Por qué te detuviste?”. Me sentía desconcertado.
“Raya no se sentía bien. Me estaba provocando náuseas”, aparta la mirada y sé que está mintiendo.
Noto que Ren y Sebastian fruncen el ceño. También saben que está mintiendo. Que estaba escondiendo algo.
“No te transformaste”, añade Sebastian.
Mayra sacude la cabeza. “Raya estaba demasiado nerviosa y asustada. No hubo tiempo para calmarla para que yo pudiera transformarme”.
Otra mentira.
“Entonces, ¿qué pasó después de que corriste?”, pregunta Ren.
“Me persiguió. A través del bosque. Sabía que si podía acercarme a la frontera, estaría a salvo, así que corrí en esa dirección. No sé cuánto tiempo estuve corriendo, pero me estaba cansando y fue entonces cuando me arañó. No pensé que me despertaría”, responde, con la voz llena de emoción. Las lágrimas llenaban sus ojos.
Quería encontrar a quien le hizo esto y hacerlo pagar. Torturarlo durante días antes de terminar con su patética y miserable vida.
“¿Viste cómo se ve la persona o c