Asher intentó controlar todos sus impulsos desde que Emma despertó tras el ataque. Primero, porque ella estaba muy débil después de lo ocurrido y segundo, porque después de casi perderla, no confiaba en sí mismo para ser suave.
Tras intentar parecer distante, comenzó a notar las dudas de su compañera hacía él y no quiso presionarla. Decidió que iba a demostrarle que ella sería su prioridad desde ese momento y que nada ni nadie lo haría cambiar de opinión.
Le daría su tiempo para que creyera en él y entonces podría dar rienda suelta a todo lo que Emma le provocaba.
Cuando le pidió que se quedara en aquel baño con ella desnuda, tuvo que darse la vuelta y marcharse antes de saltar sobre ese cuerpo que era una tentación para él. Aún estaba convaleciente y su lobo ya no soportaba más la contención a la que lo había sometido. Y más en las noches, cuando sentía su cálido cuerpo apretarse contra el suyo.
Era una tortura, pero si tenía que sufrir para que Emma confiara en él, lo soportaría.