—Allí están.
—Ve por la derecha, yo iré por la izquierda.
—Aguarden mi señal.
—Sí, sí.
Hicimos como Mendel quería y esperamos su señal para atacar a los jabalíes. Dimos buena cuenta de los cinco más corpulentos y dejamos escapar a los demás.
—A ver cómo mejoran esto —dijo Mendel satisfecho, aullando para que los muchachos vinieran por nuestras presas.
—Seguramente encontraremos uno o dos osos en la carreta —respondió Milo burlón.
Kian y sus hermanos de camada se nos unieron con dos alces adultos de imponentes cornamentas, que soltaron junto a nuestros jabalíes con aire triunfal.
—Llenaremos nuestra carreta primero —dijo Kian ufano.
Apenas terminaba de decirlo, Mora y Ronan llegaron con más jabalíes. Mis sobrinos ya alcanzaban nuestra posici&oacu