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–Estoy asustada pero al mismo tiempo emocionada –entrelazo las manos, nerviosa al ver el agua de la piscina.
–El primer paso para aprender a nadar es saber flotar.
–En mi caso, el único paso que conozco es hundirme –arqueo las cejas, resoplando desanimada.
–Debes dejar el pesimismo o solo conseguirás seguir estancada. Para lograr lo que quieres, necesitas convencerte de que puedes logarlo, seguido de intentarlo sin detenerte en persistir y mejorar.
–De acuerdo. Si tú lo dices así debe ser –inhalo y exhalo múltiples veces–. Solo necesito aprender lo que mi padre no quiere que aprenda y así ganare esta guerra.
–Sin duda le gusta ir en contra de él.
–Por supuesto –sonrió sin una pisca de arrepentimiento.
Marco no continuo con el dialogo, limitándose a posicionar en el asiento la mochila que llevaba con él, sacando y entregarle una bolsa de compra, mirando con extrañes la joven al percatarse del contenido.
–Esto… ¿es para mí?
–Por supuesto. Imagine que no tenías uno, así que