(....)
La noche avanzada a un ritmo lento, el nombramiento de Caled tomó cierta cantidad de tiempo ya que cada paso debía ser cuidadoso. La ausencia de Eban despertaba preocupación y sospecha, definitivamente eso no era parte plan. Pero debían continuar.
Desafortunadamente ignoraban que a lo lejos eran observados. La fragancia cubría a la perfección sus aromas y como un depredador acechando a la presa se aproximaban con pasos sigilosos.
Esperando el momento justo para atacar.
Eco.
En su frente yacia un dibujo de media luna y con la misma daga que guardo minutos atrás, corto la palma de su mano, giró a mi dirección y sonrío.
—Ven— llama con voz ronca y ojos hipnotizantes.
Miro a Cecilia quien asiente en aprobación, Nathan me guiña el ojo, discreto. Exhalo profundo y relajo los músculos que hasta ahora mantuve tensos.
Llego a su lado y sujeta mi mano, le planta un beso y me estremezco por el acto. Acerca de a poco la daga aún manchada de su sangre —Será muy superficial, no sentirás nada