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Caled.
La tina está lo suficientemente llena. La coloco dentro y suspira dichosa. Permanezco de pie, cerca, observándola detenidamente.
Me gustaría decir que estoy satisfecho pero seria una mentira, quiero todo de ella. Acabamos de terminar y ya quiero volver a escucharla gemir.
—¿Mejor?— pregunto. El agua llega hasta sus hombros.
—Si— me mira de arriba a abajo. Aparta la mirada sonrojada.
Ya nos hemos visto todo pero permanece con pena.
—Te traeré jabón— el agua deja ver sus gloriosas piernas y me calienta de nuevo.
Necesito tomar un baño también con agua extra helada.
Abro las cabetas, saco jabón liquido y dos toallas. Hay de todo en el mueble, desde artículos de higiene personal hasta batas de baño con distintos tamañ