—¿Te estoy preguntando? ¿Qué haces aquí, Alaric? No… es mejor que te vayas. Muy pronto vendrán mis suegros y que tú estés aquí, es…
—No me iré… —Alaric se acercó a Rachel, su voz era baja, tensa, pero cargada de una honestidad que nunca le había permitido mostrar.
—¿Qué dijiste? ¿Cómo que no te vas?