Obligarla a estar conmigo es lo mínimo que quiero, por ello
simplemente la beso cambiando mis furiosos pálpitos llenos de ira, por unos
ansiosos y cargados de pasión.
Esta mujer es fuego puro que me quema la piel. Mi miembro
reposa en su abdomen bajo totalmente endurecidos y me suelta los labios en
busca de aire.
—Nikolay—susurra mi nombre mientras
le beso el cuello.
—Leana.
Me restriego en ella con fuerza, mi hombría esta apunto de
explotar y busco nuevamente el contacto de sus labios los cuales consumo con un
beso mortal que me sabe vida, pasión y ardor. Me sigue el paso rodeando con sus
piernas mi cintura volviéndome mas loco con ganas de partirla en dos.
Me mira a los ojos, acaricia mi mejilla con los nudillos de
su mano derecha y el verde de sus ojos me cautivan de forma extraña.
—¿Que paso? —pregunta—confía en
mi.
Jamas volveré a confiar en una mujer, todas al final son lo
mismo, terminan decepcionándote y traicionándote. Algo me dice que con Leana
será igual por el