107. Nueva mujer
Zayda jamás se interesó en comunicarse con ella de la manera en la que debería. No le importó absolutamente nada la vida de una pequeña que necesitaba el calor de su madre y necesitaba los cuidados que sólo le brindaron maestras personales o las trabajadoras de la casa. Scarlett supo tener miedo antes que amar. Zayda le enseñó a temer.
De brazos cruzados Scarlett toma un gran suspiro. A Zayda se le ordena sentarse, esposada y con el maquillaje negro de sus ojos embarrado. Cuando toma asiento, prefiere sonreír con su típica humarada de los labios. Siempre aborreció el olor a cigarrillo porque le recordaba que Zayda estaba cerca.
—Ganaste —la voz ronca de Zayda la toma desprevenida—. Felicidades.
Scarlett frunce el ceño. Su clara burla la quiere ignorar pero cuando Zayda le hace saber lo mucho que se aprovechó todos estos años por la misma envidia que le tuvo a Tatiana y lo que quería conseguir a costas de su sufrimiento un ardor se remueve en el pecho de Scarlett. Permanece inmóvil por