Capitulo III
Aún estaba amaneciendo cuando llegamos a Butimerin. El carro de Simona estaba frente a la plaza cuando bajé del autobús, pero antes de caminar hacia él, ayudé a Idara, a bajar, incluso, le ofrecí un aventón, pero ella me dijo que no podía. Antes de despedirme de ella, me di valor y le pedí su número de móvil. Sonrió y sin ningún inconveniente me lo ofreció.
―Adiós, Joel.
Dijo y se acercó para dejar un beso en mi mejilla.
– Adiós, Idara,
Dije casi en un susurro. La vi caminar hasta que dio la vuelta justo en la esquina.
Caminé hasta el carro de mi hermana y me di cuenta de que a pesar de ser temprano había varios ojos mirándonos. Ignoré lo obvio y me subí al vehículo, estaba relajado y algo feliz. Simona me recibió con un abrazo y así nos fuimos hasta la casa que mi hermano estaba terminando. Me informó lo que había descubierto. Respiré hondo al escuchar como el pueblo había crecido y que habían llegado nuevos hacendados, p