—Fue un verdadero placer conocerte.—Me dice la señora Isabella abrazándome con fuerza
Alec toma su abrigo y me ofrece su mano—No es necesario, puedo tomar un taxi.— Respondo.
—Por favor, no podría estar tranquilo si te vas con un desconocido a esta hora.— Me responde hipócrita.
Cuando estamos fue