Me quedo allí, perdida en mis pensamientos, hasta que Xylara aparece y me saca de mi ensimismamiento.
—¿Problemas en el paraíso? —me dice con una sonrisa sarcástica.
Me vuelvo hacia ella, sintiendo una mezcla de irritación y frustración. Me choca que este aquí y lo peor es que tengo que aguantarla.
— No te metas en donde nadie te llama, Xylara —le digo, intentando mantener la calma.
Ella se acerca a mí con su sonrisa cada vez más amplia, la cual quiero borrar de una patada.
— Pensé que eras una élite —me dice, su voz llena de ironía.
Le doy la espalda y comienzo a caminar hacia la puerta, pero ella me detiene.
— Pensé que tú y Venco eran una pareja feliz —me dice, su voz llena de sarcasmo.
Me vuelvo hacia ella, sintiendo una mezcla de irritación y frustración.
— Como todas las parejas, tenemos problemas —le digo, intentando mantener la calma.
— Problemas ahora, empezando —me dice—. No me imagino cuando estén casados.
quiero romperle la cara por su comentario, pero trato de mantener la