El sol tibio de la mañana golpeo suavemente su rostro. Sonrió, era una linda manera de despertar. A pesar de eso no quiso abrir los ojos, seguro era demasiado temprano. Se acomodó mejor. De pronto recordó todo lo sucedido la noche anterior, rezo a todos los santos para que no fuera cierto. Pero levanto un poco la cabeza y ahí estaba el: acostado en su felpudo y... ¡Agarrándole la mano! Se soltó con tanta violencia que cayó al otro lado de la cama.
Pablo despertó sobresaltado por el ruido y se sentó en su lugar. Julieta hizo lo mismo y ambas miradas se chocaron.
- ¿Estas bien?
- ¿Sigues aquí? Pensé que era un sueño...- respondió haciendo caso omiso a la pregunta de él, mientras se sobaba la cabeza, se la había estrellado bien fuerte.
- ¿Estas bien? - volvió a preguntar mientras se ponía de pie y rodeaba la