POV DE MAGNOS
Podía sentir a Amelia observándome mientras me bañaba. Ella no sabía disimular su descaro. Humana atrevida, después se hace la ingenua e inocente. La dejé en su habitación, cuidé de su pie lastimado, vendándolo y colocando la bota ortopédica. Y volví a la mía para vestirme.
— ¿Vas a decir que no observaste también su cuerpo? — Preguntó Cosmo de repente.
— Sí, claro que observé esas curvas maravillosas. Amelia es una hembra muy hermosa, es imposible no notarlo. — Dije, recordándola desnuda frente a mí.
— ¿No te dieron ganas de estar con ella? — Preguntó Cosmo insistiendo de nuevo con esa historia.
— No voy a estar con Amelia, Cosmo. Desiste ya de esa idea. — Dije y lo bloqueé. Este lobo no se rinde cuando quiere algo.
Terminé de arreglarme y salí de la habitación, fui a la habitación de Amelia. La llevaré hasta el comedor. No quiero que corra riesgo en esa escalera. Entré en la habitación y Amelia estaba vestida para mi disgusto. Se estaba peinando el cabello. Me mir