POV AMELIA.
La conversación con Cecilia estaba siendo envolvente, como un bálsamo para mi mente inquieta. Jake volvió poco después, trayendo jugo y frutas frescas para mí. Agradecí con una sonrisa cálida, sintiendo el alivio al percibir que mi hambre comenzaba a saciarse.
— Esta conversación fue bastante esclarecedora — dijo Ravina, su voz suave invadiendo mis pensamientos como una brisa reconfortante.
— Sí, lo fue. Solo que no puedo digerir esa historia de que nuestros hijos nazcan únicamente con la presencia de Magnos. ¿Y si hay una complicación? — le pregunté a Ravina, con una punzada de aprensión.
— Cálmate, Amelia. Yo también siento un nudo de incertidumbre, pero es así como hacen las cosas aquí. Somos lobas y fuertes — respondió Ravina, con una confianza que casi me hizo creer.
— Soy mitad loba, y esa mitad está dormida. En el fondo, somos solo humanas, frágiles, y no podemos traer a nuestros hijos al mundo sin asistencia médica a nuestro lado — comenté, la duda aún carcomie