Peligro caminó enfadado por los pasillos. Odiaba iniciar a las chicas, odiaba sentirse así, vulnerable y movido sentimentalmente por las emociones de ellas. Pero 1258, lo hacía sentir confundido, se parecía un poco a su hermana, la pequeña Valeria, su inocente hermana. Pensó con pesar mientras caminaba con paso firme hacia la oficina del Pantera.
Llamó a la puerta y esperó escuchar las palabras concediéndole el permiso para entrar.
-Peligro. . . - dijo Pantera, nada más verle- me extraña que vengas a mi oficina.
-No es mi lugar favorito en el mundo- dijo seriamente.
-Eso ya lo sé- dijo riendo- vamos, siéntate.
Él obedeció en silencio y tomó asiento frente a aquel duro hombre que dirigía la organización con mano de hierro. No le importaba a quién debía comprar, sobornar o asesinar para conseguir lo que quería, si tenía un objetivo lo llevaba a cabo sin dudar.
-La chica nueva, 1258, ya fue examinada, como sabrás.
-Si- dijo sonriendo- estoy con